Rusia ha intensificado sus ataques con drones y misiles sobre Ucrania, alcanzando cifras récord durante julio de 2025. Con más de 6.400 dispositivos lanzados en un solo mes, la estrategia aérea de Moscú demuestra un aumento en la frecuencia, letalidad y sofisticación de sus operaciones. Estos ataques nocturnos, en gran parte protagonizados por drones Shahed de diseño iraní, están forzando a millones de ucranianos a refugiarse cada noche, mientras el ejército ucraniano enfrenta crecientes desafíos para interceptarlos.
Drones y misiles saturan el cielo ucraniano
Julio de 2025 convirtió en el mes más destructivo desde el inicio de la invasión rusa, con 6.443 drones y misiles disparados contra Ucrania. Esta cifra supera en un 13% el total de junio y marca una escalada sostenida en la ofensiva aérea de Moscú. De estas operaciones, 6.245 fueron drones, tanto de ataque como señuelos, con un promedio de más de 200 por día. A pesar de que la defensa aérea ucraniana logró interceptar cerca del 89% de estos drones y el 61% de los misiles, el impacto en la población civil fue devastador: solo en junio, 232 personas murieron y más de 1.300 resultaron heridas.

Los drones Geran, versiones rusas de los Shahed iraníes, son ahora el pilar de esta campaña. Su evolución tecnológica es notoria: algunos modelos actuales vuelan a mayor altitud, con trayectorias erráticas para eludir radares, están recubiertos con materiales de sigilo y cuentan con inteligencia artificial para guiarse hacia objetivos civiles o infraestructura crítica. Ucrania, si bien ha intensificado sus propios ataques con drones dentro de Rusia, no cuenta con la capacidad para desmantelar fábricas clave como la planta en Tartaristán, donde se producen estos dispositivos en masa.
Ucrania desarrolla drones de nueva generación para romper el “horizonte radioeléctrico”
Ante el aumento de los ataques de Rusia con drones en julio de 2025, Ucrania está desplegando una nueva generación de aeronaves no tripuladas capaces de alcanzar blancos enemigos más allá del horizonte radioeléctrico. Estas innovaciones apuntan a superar la actual limitación de 20 a 30 kilómetros de alcance que tienen los drones FPV tradicionales, usando tecnologías como señal por fibra óptica, módulos de auto-pilotaje, repetidores y drones “nodriza” que liberan otros dispositivos más cerca del objetivo. La meta: alcanzar y destruir sistemas antiaéreos, tanques y centros logísticos rusos ubicados entre 50 y 110 kilómetros de la línea del frente.

Empresas como WarBirds y Vyriy están liderando esta transformación. El dron nodriza Puhach y el nuevo modelo MAX 15 muestran la versatilidad de la industria ucraniana para adaptarse a la guerra moderna. Mientras tanto, iniciativas estatales como Brave1 están invirtiendo en drones resistentes a la guerra electrónica, capaces de volar con hasta 40 kilómetros de cable óptico. No obstante, el desafío sigue siendo encontrar plataformas de ataque que puedan aprovechar la información de inteligencia recopilada por drones como el V-BAT, que detectan objetivos de alto valor pero muchas veces no cuentan con apoyo inmediato para destruirlos.
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