China y Rusia confirmaron el lanzamiento de una nueva fase de ejercicios militares conjuntos en el marco de su creciente asociación estratégica. Según lo anunciado por el Ministerio de Defensa chino, las maniobras navales y aéreas denominadas “Joint Sea-2025” se llevarán a cabo en aguas y espacios aéreos próximos a la ciudad portuaria de Vladivostok, en el extremo oriental de Rusia, durante el mes de agosto.
El portavoz del Ministerio, Zhang Xiaogang, afirmó que los ejercicios forman parte del calendario anual de cooperación bilateral entre ambas fuerzas armadas, y subrayó que “no están dirigidos contra ningún tercero ni guardan relación directa con la situación internacional actual”. No obstante, el contexto regional y global en el que se desarrollan sugiere una señal clara hacia Estados Unidos y sus aliados en Asia-Pacífico.
Refuerzo estratégico en el Pacífico
Tras las maniobras en Vladivostok, parte de los contingentes participantes llevarán a cabo una nueva patrulla marítima conjunta en áreas determinadas del océano Pacífico. Esta será la sexta operación naval de este tipo entre Rusia y China, lo que evidencia la consolidación de una cooperación operacional sostenida y progresiva en la región.

El año pasado, ambas potencias realizaron ejercicios similares en las aguas cercanas a Zhanjiang, en la provincia sureña de Guangdong, consolidando una agenda de entrenamiento conjunto que se ha intensificado desde la última década.
Un mensaje de poder militar coordinado
Las maniobras “Joint Sea” no solo fortalecen la interoperabilidad entre las armadas rusa y china, sino que también tienen un valor simbólico y geopolítico significativo. En palabras de expertos en defensa, la repetición de estos ejercicios, particularmente en zonas marítimas de alta sensibilidad estratégica, apunta a desafiar la influencia predominante de Estados Unidos y sus aliados en el Indo-Pacífico.
Moscú y Beijing vienen profundizando su cooperación militar en respuesta a lo que consideran una “hegemonía occidental” y un orden internacional percibido como dominado por Washington. La cercanía entre ambos gobiernos, consolidada tras la invasión rusa a Ucrania en 2022 y el endurecimiento de sanciones occidentales, se refleja en una mayor frecuencia de ejercicios, patrullajes y coordinación diplomática en foros regionales.
Una antesala a la visita de Putin a China
El ejercicio se realizará días antes de la visita oficial del presidente ruso, Vladimir Putin, a China, prevista para fines de agosto. El mandatario ruso participará del próximo encuentro de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), foro regional fundado en 2001 por China, Rusia y otras naciones de Asia Central, donde se espera una muestra de unidad frente a las crecientes presiones occidentales.

Además, la agenda incluirá una reunión bilateral entre Putin y su par chino Xi Jinping, así como su participación en una parada militar conmemorativa por los 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial, lo cual busca proyectar una narrativa común sobre el orden global posterior al conflicto.
Perspectiva regional y repercusiones internacionales
La reactivación de estos ejercicios ocurre en un momento de alta tensión en el Pacífico. Estados Unidos ha reforzado recientemente sus despliegues navales en la región, ha intensificado los ejercicios conjuntos con Japón, Corea del Sur y Filipinas, y ha endurecido su retórica sobre Taiwán y el Mar Meridional de China.
En ese marco, las operaciones militares conjuntas entre China y Rusia representan una contraofensiva simbólica, operativa y diplomática a la presencia occidental. Si bien oficialmente se enmarcan en un plan anual de cooperación, su frecuencia y contenido revelan un mensaje directo: Moscú y Beijing están dispuestos a proyectar poder militar conjunto en zonas estratégicas.
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