Funcionarios ucranianos estiman que entre 20.000 y 30.000 soldados norcoreanos fueron desplegados recientemente en territorio ruso, según información de inteligencia citada por un diplomático occidental al Kyiv Independent. Aunque las tropas aún no cruzaron la frontera hacia Ucrania, ya participaron en combates en la región rusa de Kursk desde finales de 2024.

Expertos como John Erath, del Centro para el Control de Armas y la No Proliferación, sostienen que Rusia busca “proyectar fuerza” y mostrar una coalición ampliada que respalde sus operaciones militares en Ucrania.
Un contingente en aumento y con resultados dispares en el campo de batalla
El primer contingente de tropas norcoreanas habría llegado en otoño de 2024. Según el presidente Volodímir Zelenski, cerca de 4.000 de los aproximadamente 12.000 efectivos desplegados originalmente habrían sufrido bajas. Por su parte, la inteligencia surcoreana calcula 600 muertos y un total de 4.700 bajas.
Pese a las dificultades iniciales de adaptación, especialmente ante el uso masivo de drones, las tropas norcoreanas lograron aprender y consolidarse como combatientes determinados.
La coordinación entre las fuerzas rusas y norcoreanas, sin embargo, ha presentado desafíos logísticos y de comunicación, principalmente por las barreras lingüísticas. Aun así, la victoria rusa en Kursk fue seguida de una confirmación oficial por parte del Kremlin sobre la participación norcoreana en combate, a partir de abril de este año.
H2: Intercambio geoestratégico entre Pyongyang y Moscú
La implicación norcoreana va más allá del frente militar. Analistas como Patrick Cronin, del Hudson Institute, destacan que esta alianza permite a ambas partes disimular debilidades internas.

El diplomático occidental citado por Kyiv Independent advirtió que Moscú podría estar suministrando a Pyongyang equipos militares occidentales capturados, con fines de análisis y desarrollo de capacidades propias. No obstante, aún no hay confirmación de que dicha transferencia haya tenido lugar.
Señales a Occidente de una guerra prolongada
El legislador ucraniano Ruslan Gorbenko, del partido oficialista Siervo del Pueblo, afirmó que la incorporación de tropas norcoreanas responde a un doble objetivo: compensar el “nivel catastrófico” de bajas rusas y enviar una señal clara a Occidente.

Por su parte, la politóloga Jenny Mathers, de la Universidad de Aberystwyth, considera que el refuerzo militar obedece más a necesidades internas que a maniobras simbólicas. “Rusia necesita las tropas sobre el terreno”, subrayó.
Un frente común con objetivos divergentes
A pesar de las aparentes coincidencias, la alianza entre Moscú y Pyongyang es compleja y responde a intereses estratégicos distintos. Para Corea del Norte, participar en el conflicto permite ampliar su red de alianzas y prepararse para futuros escenarios de confrontación con Corea del Sur y Japón. Para Rusia, en cambio, el apoyo norcoreano representa un instrumento táctico y diplomático frente a sus adversarios occidentales.
Expertos coinciden en que el aumento de tropas extranjeras en suelo ruso podría marcar una nueva etapa en el conflicto, reforzando la dimensión internacional del enfrentamiento en Ucrania. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con cautela esta colaboración entre dos regímenes autoritarios con historial de aislamiento y ambiciones regionales crecientes.
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