En medio de una creciente presión internacional por el agravamiento de la crisis humanitaria en la Franja de Gaza, el gobierno de Israel anunció la implementación de una “pausa táctica” diaria de diez horas en operaciones militares en tres zonas del enclave, junto con la habilitación de corredores seguros para la entrada de ayuda humanitaria. La medida, que busca facilitar el ingreso de alimentos y medicamentos, se da en un contexto de escasez extrema, imágenes de desnutrición severa y colapso casi total del sistema de salud en el territorio gobernado por el grupo terrorista Hamás.
La decisión fue comunicada oficialmente este domingo por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), que detallaron que la suspensión temporal de la actividad militar se extenderá de 10 a 20 horas (hora local) en Al-Mawasi, Deir al-Balah y Ciudad de Gaza. Además, se establecerán rutas seguras para los convoyes humanitarios desde las 6 hasta las 23 horas. La medida coincide con el inicio de lanzamientos aéreos de asistencia por parte de Jordania y Emiratos Árabes Unidos, quienes arrojaron más de 25 toneladas de suministros en un operativo conjunto, el primero en meses.

El anuncio tiene lugar en un clima de tensiones crecientes. Las negociaciones de cese al fuego mediadas por Qatar entre Israel y Hamas se encuentran estancadas, y las críticas al gobierno israelí por su política de bloqueo y asedio se han multiplicado en los últimos días. Según datos de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), desde el inicio del conflicto en octubre de 2023 más de 60.000 palestinos han muerto, en su mayoría civiles, y cerca de 2 millones de personas enfrentan niveles catastróficos de inseguridad alimentaria.
El colapso humanitario y las respuestas tardías
La medida israelí fue calificada como “insuficiente pero necesaria” por Tom Fletcher, jefe de ayuda humanitaria de Naciones Unidas, quien advirtió que “grandes volúmenes de asistencia deben ingresar de inmediato si se quiere evitar una hambruna masiva y una crisis sanitaria irreversible”. Según el funcionario, más de 100 camiones cargados fueron liberados este domingo para su ingreso, aunque el proceso requiere aprobaciones rápidas por parte de Israel, que mantiene un férreo control sobre los puntos fronterizos.
A pesar del anuncio, organizaciones como el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y Médicos Sin Fronteras señalan que las restricciones persisten. “Se trata de una pausa limitada en medio de una catástrofe extendida”, explicó un portavoz del PMA. En paralelo, el gobierno israelí sostiene que permite el ingreso de ayuda de forma regular, pero que debe garantizar que no sea desviada por grupos armados. Sin embargo, grupos de derechos humanos y agencias internacionales han denunciado en reiteradas ocasiones que Israel utiliza la asistencia como una herramienta de presión sobre Hamas y la población civil.
Muertes por hambre, saqueos y caos en la distribución
Las consecuencias del bloqueo han sido devastadoras. El Ministerio de Salud de Gaza informó este fin de semana que otras seis personas murieron por desnutrición, elevando a 133 el número de fallecimientos por hambre desde marzo, incluidos 87 niños.
A la vez, la distribución de alimentos se ha vuelto cada vez más caótica. Algunas entregas recientes fueron saqueadas en la zona de Jan Yunis, según informaron residentes. La Media Luna Roja Egipcia indicó que más de 100 camiones con 1.200 toneladas de alimentos intentaron ingresar este domingo, aunque no se pudo garantizar su seguridad. Las autoridades israelíes, por su parte, reconocieron incidentes y afirmaron haber disparado “tiros de advertencia” ante amenazas contra sus tropas, negando víctimas civiles.

Controversia en torno a la Fundación Humanitaria de Gaza
Otro punto de controversia es la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), creada por Israel y respaldada por Estados Unidos para reemplazar a la UNRWA. La ONU calificó su desempeño como ineficaz y riesgoso. Desde que comenzó a operar a fines de mayo, más de mil personas han muerto intentando acceder a sus centros de distribución. La renuncia de su primer director, Jake Wood, encendió aún más las alarmas al afirmar que “no se podía garantizar el respeto de los principios humanitarios básicos”.
La ONU también denunció 878 ataques contra instalaciones de la UNRWA desde el inicio del conflicto, entre ellos escuelas, hospitales y camiones. Más de 830 refugiados han muerto y otros 2.500 han resultado heridos en dichos incidentes. Hoy solo seis centros de salud de la agencia continúan funcionando, con insumos críticos agotados y más de 12.000 consultas diarias bajo condiciones extremas.
Netanyahu promete seguir con la ofensiva
En este escenario de colapso humanitario y acusaciones de crímenes de guerra, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reafirmó su compromiso de continuar con la campaña militar “hasta la victoria total”, al tiempo que prometió garantizar la entrada de asistencia “esté o no vigente una tregua”. Desde Hamás, en cambio, calificaron la pausa táctica como una maniobra cosmética. “Lo que está ocurriendo no es una tregua humanitaria”, aseguró el portavoz Ali Baraka.
Desde octubre de 2023, cuando comandos de Hamás atacaron el sur de Israel, matando a 1.200 personas y tomando 251 rehenes, la respuesta militar israelí ha devastado gran parte del enclave.
En declaraciones desde Escocia, el presidente estadounidense Donald Trump sostuvo que Israel “deberá decidir sus próximos pasos” tras el colapso de las negociaciones de paz.
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