Durante una declaración a la prensa desde la Casa Blanca antes de partir hacia Escocia, el presidente estadounidense Donald Trump afirmó el viernes que su administración está trabajando para mantener los límites establecidos en el tratado New START, que expira el próximo 5 de febrero de 2026. “Ese no es un acuerdo que uno quiera dejar expirar. Estamos empezando a trabajar en eso”, sostuvo Trump, subrayando la importancia de conservar restricciones a los arsenales estratégicos. “Cuando eliminás las restricciones nucleares, eso se convierte en un gran problema”, advirtió.
El New Strategic Arms Reduction Treaty (New START), firmado en 2010, establece un tope máximo de 1.550 ojivas nucleares estratégicas desplegadas y 700 sistemas de lanzamiento (entre misiles intercontinentales, submarinos y bombarderos) para cada país. Se trata del último gran acuerdo de control de armas nucleares vigente entre Estados Unidos y Rusia, dos potencias que aún poseen más del 90% del arsenal atómico mundial.

En 2021, el expresidente Joe Biden y su par ruso, Vladimir Putin, acordaron extender el tratado por cinco años, pero según lo estipulado, el acuerdo no puede renovarse nuevamente sin negociaciones formales o la firma de un nuevo pacto. Cabe recordar que durante su primer mandato, Trump se había opuesto a dicha extensión y había impulsado un nuevo tratado trilateral que incluyera a China, propuesta que fue rechazada por Pekín.
En este nuevo contexto, Trump retoma el discurso del control de armamento, planteando incluso su voluntad de dialogar con Putin y el presidente chino Xi Jinping para limitar el crecimiento de sus respectivos arsenales. “Siempre he sido un defensor de poner límites al uso y proliferación de armas nucleares”, reiteró.

Las declaraciones surgen en un momento de gran tensión entre Washington y Moscú, con las relaciones bilaterales en su punto más bajo en más de seis décadas. La guerra en Ucrania, los constantes señalamientos de Rusia sobre el posible uso de armas nucleares tácticas y el desarrollo de nuevos sistemas de armamento por parte del Kremlin han encendido las alarmas en la comunidad internacional.
Expertos en control de armas advierten que la expiración del New START sin un reemplazo negociado no solo permitiría a ambas potencias desplegar más ojivas estratégicas sin restricciones, sino que también dificultaría la verificación mutua, aumentando el riesgo de malentendidos y escaladas no deseadas. En ese sentido, el gesto de Trump aparece como una señal pragmática en medio de la retórica bélica que domina la agenda internacional.
La continuidad del tratado será uno de los principales temas en la agenda estratégica entre Estados Unidos y Rusia en los próximos meses, y su eventual preservación o colapso podría redefinir el equilibrio nuclear global.
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