Rechazado por el Pentágono, un nuevo informe de inteligencia difundido por la agencia NBC news revela que los recientes ataques ordenados por el presidente Trump contra instalaciones nucleares en Irán, lograron destruir por completo solo uno de los tres sitios atacados, la instalación de Fordow. Aunque el mandatario calificó la operación como una “victoria espectacular”, el reporte detalla que los daños en los otros dos complejos son parciales y podrían ser revertidos en los próximos meses. Esta información genera dudas sobre la efectividad de la campaña militar de EE.UU. y reabre el debate sobre la política exterior de Trump respecto a Irán.
Evaluación militar contradice narrativa oficial sobre los ataques nucleares
De acuerdo al nuevo análisis, únicamente el complejo de Fordow fue severamente afectado, quedando inutilizado por hasta dos años. En contraste, los sitios de Natanz e Isfahan habrían sufrido daños menores que no comprometen del todo la capacidad iraní para continuar con su programa nuclear. Esto contradice las declaraciones iniciales de Trump y del Pentágono, que aseguraban que las instalaciones clave habían sido “totalmente obliteradas”.

El Pentágono inicialmente había considerado una operación mucho más extensa, con ataques prolongados durante semanas y la inclusión de seis objetivos estratégicos. Sin embargo, el presidente Trump la descartó por temor a una escalada regional y por su promesa de reducir el involucramiento militar en el extranjero. Aunque la destrucción parcial representa un retroceso para el programa nuclear iraní, también plantea un riesgo. Si Teherán decide reconstruir, tanto EE.UU. como Israel podrían lanzar nuevos ataques, alimentando un ciclo de tensión y represalias en Oriente Medio.
Fordow, el núcleo inaccesible del programa nuclear iraní
La operación estadounidense contra los sitios nucleares de Irán tuvo su foco principal en Fordow. Esta última es una instalación enterrada a 80 metros bajo tierra, considerada el objetivo más complejo y estratégico del programa nuclear iraní. A diferencia de Natanz e Isfahán, que recibieron impactos parciales, Fordow requería una capacidad técnica que solo posee EE.UU.: bombas “rompebúnkeres” capaces de acceder a la montaña que resguarda el complejo.

Imágenes satelitales posteriores al ataque muestran daños visibles en la entrada de los túneles y en el terreno circundante. No obstante, el alcance de la destrucción interna aún está en debate. A pesar de esto, Fordow sigue siendo el epicentro de la discusión estratégica. Mientras Israel presiona por su eliminación total, la comunidad internacional teme una fuga radiactiva o una escalada militar directa en territorio iraní. La planta, que produce uranio enriquecido al 60%, está percibida como una línea roja por las potencias occidentales. Paralelamente, Teherán insiste en que su programa tiene fines exclusivamente civiles.
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