China ha vuelto a ser centro de atención internacional al utilizar maquetas de portaaviones estadounidenses como blancos en sus pruebas con misiles balísticos de precisión. Las instalaciones, ubicadas en zonas remotas del desierto de Xinjiang, simulan con alto nivel de detalle buques de guerra clase Gerald R. Ford y destructores clase Arleigh Burke, pilares del poder naval de Estados Unidos.
Estas réplicas, algunas de ellas móviles gracias a sistemas montados sobre rieles, forman parte de un ambicioso y meticuloso campo de entrenamiento del Ejército Popular de Liberación (EPL). Allí se ponen a prueba misiles como el DF-21D y el DF-26, conocidos por su capacidad de atacar blancos móviles en alta mar y apodados en círculos militares como “asesinos de portaaviones”.

Ensayos en el desierto
Desde hace al menos una década, imágenes satelitales provenientes de los desiertos de Gobi y Taklamakan han revelado la existencia de estas estructuras. Lo que inicialmente eran simples siluetas de buques, hoy han evolucionado a instalaciones complejas con detalles estructurales milimétricos. Por ejemplo, la réplica del USS Gerald R. Ford reproduce fielmente los cuatro catapultas de despegue y la disposición del puente de mando.
El objetivo no es solo mejorar la precisión de los misiles del EPL, sino también recrear situaciones de combate lo más realistas posible. Al utilizar blancos móviles, los sistemas de guiado de los misiles son desafiados a corregir su trayectoria en tiempo real, una capacidad fundamental en conflictos navales modernos. Estas pruebas también incluyen entrenamientos para las unidades de la Fuerza de Cohetes del EPL, operadores de radar y especialistas en guerra electrónica.

Anticipando escenarios de conflicto
El desarrollo de estas capacidades se enmarca dentro de la estrategia A2/AD (anti-acceso/negación de área) que Beijing ha consolidado en la última década. Esta doctrina busca impedir o retrasar la intervención de fuerzas extranjeras —principalmente estadounidenses— en eventuales conflictos en el Mar de China Meridional o en el Estrecho de Taiwán.
En este contexto, los ensayos con maquetas navales no son simples entrenamientos, sino también actos de comunicación estratégica. Las imágenes captadas por satélites comerciales no escapan a los analistas internacionales ni a las agencias de inteligencia occidentales. El mensaje es claro: China se está preparando activamente para enfrentar y disuadir a la Armada de Estados Unidos en el Indo-Pacífico.
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