El régimen de Corea del Norte ha decidido enviar una unidad de 6.000 soldados e ingenieros militares a la región rusa de Kursk, en lo que constituye un gesto de alineamiento estratégico con Moscú en plena guerra contra Ucrania. El despliegue, impulsado personalmente por Kim Jong-un, busca profundizar los lazos bilaterales y proyectar una postura autónoma frente a Occidente.
Según reveló una fuente norcoreana al medio Daily NK, el contingente incluirá ingenieros especializados en construcción de infraestructura clave, como carreteras, ferrocarriles, redes eléctricas y sistemas de comunicación.

Los seleccionados serán elegidos por su experiencia técnica, antigüedad en el servicio y lealtad política. Si bien la mayoría provendrá de las fuerzas armadas, también se sumarán civiles pertenecientes a la Oficina General de Construcción Militar.
La unidad iniciará su traslado a mediados de julio, tras completar dos semanas de preparación intensiva. La cifra triplica el número original considerado por Pyongyang, que hasta marzo estimaba un envío inicial de entre 1.000 y 2.000 efectivos.
Reconstrucción de Kursk como base para una alianza militar más profunda
La magnitud del operativo demuestra que el régimen de Kim no busca limitarse a una cooperación simbólica. Por el contrario, apuesta a establecer una plataforma sólida de colaboración militar a través de la reconstrucción posbélica. Según la fuente consultada, Kim manifestó en reuniones internas su compromiso de asistir a sus “hermanos rusos” en la guerra y en la etapa de reconstrucción, subrayando que se trata de una decisión tomada de forma soberana y sin injerencias externas.

Esta posible expansión refuerza la visión del despliegue como parte de una estrategia antioccidental que busca consolidar una coalición alternativa frente al orden liberal internacional.
El canciller ruso Serguéi Lavrov, durante su reciente visita a Corea del Norte, describió esta cooperación como una “hermandad invencible”, mientras que Pyongyang ha reiterado su apoyo político y militar a las acciones de Moscú en el conflicto ucraniano.
Incentivos económicos y proyecciones estratégicas
Además de su carga política, el despliegue ofrece incentivos económicos para el régimen norcoreano. Cada soldado recibirá aproximadamente 50 dólares mensuales en moneda extranjera, junto con pagos en especie. No obstante, gran parte de estos beneficios serán canalizados por el Estado, y solo una fracción llegará a manos de los efectivos desplegados.
El gobierno de Kim también vislumbra oportunidades a mediano plazo: si la misión resulta exitosa, Corea del Norte aspira a participar en futuros proyectos de reconstrucción en otros países, especialmente en Medio Oriente.

Este movimiento refuerza el creciente alineamiento entre Pyongyang y Moscú, y plantea interrogantes sobre el papel que Corea del Norte busca desempeñar en el reordenamiento global, en un contexto de creciente tensión entre potencias occidentales y actores revisionistas.
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