Un avión espía de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) reanuda las operaciones de vigilancia sobre Rusia esta semana, mientras Trump pierda la paciencia con Putin. La misión del RC-135V Rivet Joint sobre el enclave ruso de Kaliningrado reavivó la presión de inteligencia en una región clave en la confrontación entre la OTAN y Moscú.

En este sentido, el avión, identificado con el indicativo “JAKE17”, partió de una base británica y atravesó el espacio aéreo de los países bálticos antes de llegar a Finlandia, desde donde sobrevoló Kaliningrado. Este enclave ruso, ubicado entre Polonia y Lituania, es considerado uno de los bastiones militares más densamente fortificados de Rusia. La misión marcó el regreso del Rivet Joint a Europa tras un despliegue de casi tres meses en Al Udeid, la principal base aérea estadounidense en Qatar, de donde fue retirado tras el estallido del conflicto entre Israel e Irán.
Este retorno a Europa coincide con una creciente preocupación entre los aliados de la OTAN en el flanco oriental, quienes temen que Rusia, envalentonada por el estancamiento en Ucrania y la aparente falta de consecuencias, pueda llevar a cabo un ataque concertado contra uno de sus miembros. “Durante este período, la USAF no tenía una capacidad SIGINT comparable en Europa”, explicó Olli Suorsa, experto en seguridad nacional de la Academia Rabdan, a Newsweek. Según Suorsa, la presión operativa sobre la flota de RC-135 es alta, debido a las demandas simultáneas en Asia, Medio Oriente, y la frontera sur de EE.UU.

A nivel político, el vuelo ocurre en un momento en que la relación entre Trump y Putin se tensa visiblemente. Tras meses de evitar críticas públicas, Trump calificó de “tonterías” las recientes acciones del Kremlin, y expresó su frustración por la negativa rusa a firmar una propuesta de alto el fuego en Ucrania promovida por Washington. “Siempre es muy amable, pero resulta que no tiene importancia”, afirmó Trump el martes, en una señal de quiebre retórico hacia Moscú.
Adicionalmente, Rusia incrementa su campaña aérea sobre territorio ucraniano. Solo esta semana, las fuerzas rusas lanzaron más de 700 drones y 13 misiles, en lo que Kiev describió como el mayor ataque aéreo desde el inicio de la invasión. A pesar de haber prometido en campaña que resolvería la guerra “en un solo día”, Trump reconoció recientemente que la situación es más compleja de lo que anticipó. La semana pasada, incluso, declaró estar “muy decepcionado” tras mantener una conversación directa con Putin.
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