El gobierno chino emitió un ultimátum al Ejército de Independencia de Kachin (KIA), una de las principales milicias rebeldes de Myanmar, advirtiendo que suspenderá la compra de tierras raras extraídas en su territorio si el grupo continúa avanzando sobre la ciudad de Bhamo. La amenaza, conocida ahora por una exclusiva de Reuters, pone en riesgo el suministro global de tierras raras pesadas, minerales clave para la industria tecnológica y energética mundial.

Estos materiales se exportan a China, que mantiene el monopolio global en su procesamiento para fabricar componentes esenciales como imanes de vehículos eléctricos y turbinas eólicas. Desde octubre, el KIA controla parte del cinturón minero de la región y ha intensificado sus operaciones contra la junta militar apoyada por Pekín.
Según un funcionario del KIA, en una reunión celebrada en mayo, representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores chino instaron a la milicia a cesar sus ofensivas contra la ciudad de Bhamo, un centro logístico de la junta. A cambio, China ofreció mayores beneficios comerciales transfronterizos. Si el KIA rechazaba la propuesta, se aplicarían restricciones a la exportación de tierras raras, advirtieron. Los enfrentamientos, que han causado al menos 5.000 bajas entre combatientes, ya han reducido a la mitad las exportaciones a China durante 2025, según datos de aduanas.
Presión geoeconómica de China y el impacto sobre el mercado global
El uso de la amenaza comercial por parte de Pekín se enmarca en una estrategia de contención de la inestabilidad regional que afecta a sus intereses económicos. Para China, mantener el control sobre los corredores logísticos en Myanmar es clave, especialmente en un contexto en el que las cadenas globales de valor ya se han visto afectadas por aranceles estadounidenses y restricciones comerciales bilaterales.
La región de Bhamo es un enclave estratégico. Su caída significaría la pérdida del acceso terrestre y fluvial del ejército birmano a varias zonas de Kachin, debilitando la posición de la junta. Los ataques aéreos de la junta han devastado la ciudad y causado víctimas civiles, según fuentes locales y analistas satelitales.

Pekín ha intentado presentarse como un actor neutral, abogando por un cese del fuego y una solución pacífica al conflicto. No obstante, analistas como David Mathieson, especialista en Myanmar, afirman que China no busca resolver la guerra civil, sino reducir la inestabilidad para salvaguardar sus inversiones.
El dominio sobre Bhamo como punto de inflexión
La batalla por Bhamo es vista por el KIA como un punto de inflexión. A pesar de las dificultades logísticas, los bombardeos y la presión diplomática china, los líderes del grupo confían en que una victoria consolidaría su control sobre Kachin y modificaría el equilibrio de poder. La milicia, que cuenta con más de 15.000 combatientes, se ha financiado históricamente mediante impuestos y el comercio de recursos naturales, lo que le ha otorgado una autonomía operativa considerable.
El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos alertó que los enfrentamientos han deteriorado la capacidad del KIA, generando cientos de bajas.

En este escenario, Myanmar se convierte en una pieza clave del tablero geopolítico global. El desenlace del conflicto en Bhamo no solo definirá la correlación de fuerzas en el país asiático, sino que podría afectar la estabilidad de los mercados internacionales y las cadenas de suministro de tecnología limpia en todo el mundo.
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