Las agencias de inteligencia militar de Alemania y Países Bajos han confirmado que Rusia ha estado utilizando armas químicas prohibidas de forma sistemática y a gran escala en el conflicto en Ucrania, según revelaron altos funcionarios europeos este viernes 4 de julio. Las evidencias presentadas apuntan a que Moscú no solo ha intensificado el uso de sustancias tóxicas como parte de su estrategia bélica, sino que existe un programa estructurado de desarrollo y aplicación táctica de estos agentes en el campo de batalla.
El hallazgo fue dado a conocer por el ministro de Defensa neerlandés, Ruben Brekelmans, quien instó a la comunidad internacional a aplicar nuevas sanciones contra Rusia y a expulsarla de organismos clave como el Consejo Ejecutivo de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).

Cloropicrina: un agente químico con historia militar
Entre los compuestos identificados se encuentra la cloropicrina, un agente químico asfixiante utilizado originalmente en la Primera Guerra Mundial y catalogado como arma prohibida por la OPAQ. Según los reportes, el compuesto ha sido lanzado en forma de munición improvisada —como bombillas o botellas vacías— transportadas por drones para forzar la salida de soldados ucranianos de sus trincheras y así ser blanco fácil de ataques convencionales.
Peter Reesink, jefe de la Inteligencia Militar de Países Bajos, explicó que el patrón de uso observado “no es casual ni táctico, sino que forma parte de un programa de desarrollo químico con reclutamiento científico y planificación logística”, lo que implicaría una violación directa de la Convención sobre Armas Químicas de 1997, firmada tanto por Rusia como por Estados Unidos.
“Procedimiento operativo estándar”
Los funcionarios europeos advierten que el uso de estas sustancias ha pasado a formar parte del “procedimiento operativo casi estándar” de las tropas rusas. El informe presentado al parlamento neerlandés detalla que las tropas rusas también están modificando municiones existentes para adaptarlas como vectores de gases tóxicos, incluyendo gases lacrimógenos adaptados para uso bélico, lo cual también está prohibido por tratados internacionales.
Según cifras ucranianas citadas por los servicios de inteligencia, se habrían registrado hasta 9.000 casos de uso de armas químicas por parte de Rusia, lo que ha provocado al menos tres muertes confirmadas y más de 2.500 heridos que presentaron síntomas compatibles con exposición a agentes químicos.

Rusia niega los cargos y acusa a Ucrania
El Ministerio de Defensa ruso no respondió de inmediato a las acusaciones, aunque en el pasado Moscú ha negado el uso de armas prohibidas y ha intentado volcar las denuncias hacia Ucrania. Esta semana, la portavoz de la cancillería rusa, Maria Zakharova, afirmó que el Servicio Federal de Seguridad ruso encontró un presunto arsenal ucraniano con explosivos que contenían cloropicrina, acusación que Kiev rechaza como parte de una campaña de desinformación.
En mayo de 2024, Estados Unidos ya había acusado a Moscú de utilizar cloropicrina en el frente oriental ucraniano. No obstante, la OPAQ declaró en su momento que las evidencias presentadas por ambas partes eran insuficientes para iniciar una investigación formal, procedimiento que solo puede activarse por pedido de un Estado miembro.
Riesgo de normalización y respuesta internacional
El ministro Brekelmans advirtió que la intensificación del uso de armas químicas por parte de Rusia no solo representa una amenaza directa para Ucrania, sino que sienta un precedente grave para futuros conflictos. “Debemos aumentar la presión. Esto incluye sanciones más estrictas y excluir a Rusia de los organismos internacionales donde aún participa”, declaró. La Comisión Europea, en paralelo, evalúa incorporar a 15 nuevas entidades y personas a su régimen de sanciones por vínculos con el desarrollo y uso de armas químicas.
Reesink, por su parte, advirtió: “Si no denunciamos y visibilizamos lo que Rusia está haciendo, es altamente probable que estas tendencias se intensifiquen. No es algo improvisado, es parte de un programa estructurado”.
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