En 2025, el presupuesto militar global alcanzó cifras récord, con EE.UU., China e India liderando el ranking de los países que más invierten en defensa. Washington destina más de 960.000 millones de dólares a su aparato militar, cuadruplicando el gasto de China y superando ampliamente a India, que se consolida como una potencia regional clave. Este aumento sostenido en el presupuesto militar global refleja una tendencia clara: las principales potencias están acelerando su carrera armamentista frente a un escenario internacional cada vez más tenso.
El top 3 militar en 2025
Tal como se ha mencionado, el presupuesto militar de EE.UU. en 2025 asciende a 962.000 millones de dólares, lo que representa el 37% del gasto total a nivel global. Esta cifra es casi cuatro veces mayor que la de China, que ocupa el segundo lugar con 240.000 millones, y más de seis veces superior al presupuesto de India, que se sitúa en 103.000 millones. Estas tres potencias encabezan el ranking global y concentran por sí solas casi la mitad del gasto militar mundial.

Mientras EE.UU. apuesta por mantener su proyección global con un presupuesto centrado en tecnología, disuasión nuclear y capacidad de despliegue, China fortalece su posición en Asia-Pacífico con inversiones en misiles de largo alcance y modernización naval. India, por su parte, refuerza su industria de defensa local y su posición frente a las amenazas fronterizas con Pakistán y China. El ranking no solo muestra proyecciones de poder, sino también las tensiones que moldean el equilibrio militar mundial.
Las potencias priorizan la defensa sobre la paz
Mientras los países con mayores presupuestos militares incrementan su gasto en defensa, las operaciones de paz multilaterales enfrentan su momento más crítico en una década. Según un informe reciente del SIPRI, el número de efectivos desplegados en estas misiones cayó un 42% entre 2015 y 2024, y muchas iniciativas se han visto amenazadas por la falta de fondos. En 2024, 61 operaciones seguían activas, pero con cada vez menos personal y recursos. Las regiones más afectadas por la violencia, como el Sahel, el Cuerno de África o el Medio Oriente, pierden así uno de los pocos mecanismos de contención y protección civil.

Esta caída en el apoyo multilateral contrasta con el auge de enfoques más militarizados. El creciente gasto de potencias como EE.UU., China o India parece concentrarse en armamento, disuasión y soberanía territorial, mientras que las contribuciones a la paz internacional, tanto en fondos como en efectivos, disminuyen. Incluso dentro de la ONU, las divisiones en el Consejo de Seguridad y los retrasos presupuestarios impiden nuevas misiones robustas.
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