Médicos Sin Fronteras (MSF) lanzó una dura advertencia sobre la situación en Gaza, calificando como “mortal” el esquema de distribución de ayuda impuesto por EE.UU. e Israel. En un comunicado reciente, la organización denunció que este sistema agrava el sufrimiento de la población palestina, obligándola a arriesgar la vida por acceder a suministros mínimos. Mientras el bloqueo impuesto por Israel impide el ingreso de alimentos, combustible y medicinas, MSF exige su levantamiento inmediato y la restauración de un mecanismo de asistencia humanitaria coordinado por la ONU.
MSF denuncia un esquema que pone vidas en riesgo
En un comunicado contundente, la organización médica denunció que este mecanismo obliga a miles de personas, ya debilitadas por más de cien días de asedio, a recorrer largas distancias hasta los centros de reparto, donde se enfrentan a condiciones caóticas y violentas. Testimonios recopilados por MSF describen escenas de desesperación, peleas masivas por raciones de comida y personas alcanzadas por disparos al intentar acceder a los suministros.

Según MSF, casi 500 palestinos han muerto y cerca de 3.000 han resultado heridos desde que este sistema fue implementado. Los centros de distribución, rodeados de puestos de vigilancia, alambres de púas y montículos de tierra, funcionan como verdaderas zonas de riesgo, donde la población debe luchar por ayuda mínima en condiciones de extrema vulnerabilidad. Para la organización, esta situación no solo es inaceptable, sino que forma parte de un entramado que degrada intencionalmente a la población civil, exacerbando el colapso humanitario en Gaza.
Colapso total del sistema de salud
El colapso en Gaza va más allá del hambre: MSF alerta sobre la destrucción deliberada del sistema sanitario, con hospitales atacados, personal médico asesinado y pacientes obligados a huir en medio del fuego cruzado. Según su informe de diciembre de 2024, al menos 19 hospitales están fuera de servicio y sólo 17 operan parcialmente, la mayoría bajo condiciones críticas de insumos, personal y seguridad. Las escenas que describen son devastadoras: cirugías sin anestesia, pacientes tratados en el suelo, niños muriendo solos en camillas, y médicos que deben reutilizar gasas esterilizadas por falta de material.

El documento también denuncia la negación sistemática de ayuda humanitaria, la imposibilidad de evacuaciones médicas y el impacto psicológico a largo plazo sobre la población. Con más de 44.000 muertos y 105.000 heridos, MSF señala que Gaza se ha convertido en una “trampa de muerte”, donde los enfermos mueren no sólo por las bombas, sino también por enfermedades crónicas sin tratamiento, infecciones sin antibióticos y la absoluta falta de acceso a servicios esenciales.
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