China ha incrementado significativamente su capacidad de generación de energía a gas, convirtiéndose en 2024 en el país con más nueva infraestructura instalada en este sector a nivel mundial, según datos de Global Energy Monitor (GEM). La suma de 19,5 gigavatios (GW) representa un avance notorio, aunque sigue lejos de la capacidad agregada en renovables (355 GW) y carbón (30,5 GW).

La energía a gas apenas representa el 3,2 % de la generación total en China, frente al 43 % en Estados Unidos, pero su expansión ha sido promovida como una solución intermedia entre el carbón altamente contaminante y las fuentes renovables intermitentes.
No obstante, la eficacia de esta estrategia es motivo de debate, especialmente debido a los altos costos de operación, la necesidad de subsidios y las limitaciones tecnológicas. Si bien las turbinas de ciclo combinado instaladas recientemente ofrecen eficiencia, su inflexibilidad operativa contradice su uso ideal como respaldo para energía eólica y solar.
Problemas de suministro y concentración regional del consumo
China produce una parte significativa de su gas, pero aún depende de importaciones para cubrir aproximadamente el 40 % de su demanda. Esta dependencia ha generado episodios de escasez, como la crisis de calefacción de 2017, y continúa afectando la competitividad del gas frente al carbón. El precio de generación de energía a gas en China puede superar en 30 o 40 dólares por megavatio-hora al del carbón, lo que requiere subsidios permanentes para su sostenimiento.

Guangdong, en particular, representa un tercio de la capacidad nacional y ha seguido ampliando su parque gasífero incluso tras el shock energético de 2022, derivado de la invasión rusa a Ucrania. En paralelo, la provincia también ha autorizado nuevas plantas de carbón, lo que refleja un enfoque pragmático ante los riesgos de suministro.
Sichuan, provincia interior y rica en reservas de gas, ha visto un aumento explosivo de la generación a gas tras las crisis hidroeléctricas de 2021. No obstante, este desarrollo genera tensiones con los planes de exportación de gas a otras provincias, lo que podría conducir a desequilibrios en el abastecimiento a corto plazo.
La guerra arancelaria agrava el riesgo económico en las zonas industriales
La escalada de la guerra comercial liderada por la administración Trump en 2025 representa un nuevo desafío para la sostenibilidad del modelo energético basado en el GNL. Provincias exportadoras como Guangdong, donde el 16 % de las exportaciones tienen como destino Estados Unidos, podrían ver reducida la demanda de energía industrial si el comercio internacional se contrae. En este contexto, la energía a gas, la más costosa del sistema, será la primera en verse afectada por la sobrecapacidad.

Este desequilibrio pone en entredicho el rol del gas en la transición energética china, al tiempo que refuerza la urgencia de invertir en una red eléctrica más eficiente y flexible, capaz de aprovechar plenamente el potencial de las fuentes renovables.
A cinco años del plazo para alcanzar el pico de emisiones, la trayectoria de la energía a gas en China aparece cada vez más como un desvío costoso e incierto dentro del camino hacia la descarbonización.
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