El conflicto abierto entre Israel e Irán entra en su cuarto día con una escalada militar sin precedentes que ya deja un saldo de más de 220 muertos en Irán y 24 en Israel. La ofensiva israelí, iniciada el pasado viernes con un sorpresivo bombardeo a gran escala, ha tenido como blanco principal las infraestructuras nucleares y militares del régimen iraní, así como altos mandos del aparato de defensa y seguridad. En respuesta, Irán lanzó decenas de misiles balísticos sobre ciudades israelíes, logrando atravesar los sistemas antiaéreos más sofisticados del país.
Golpes estratégicos de Israel en territorio iraní
Desde el inicio de las hostilidades, la Fuerza Aérea de Israel ha ejecutado ataques quirúrgicos contra más de una veintena de objetivos críticos en Irán, incluyendo instalaciones nucleares en Natanz y centros tecnológicos en Isfahan. En Teherán, los bombardeos alcanzaron infraestructuras clave como el cuartel de la Fuerza Quds del IRGC, la sede de inteligencia de la Guardia Revolucionaria, depósitos de petróleo, la refinería de Asaluyeh y bases militares en Boroujerd y Parchin. También se reportaron impactos en complejos residenciales y edificios gubernamentales, incluyendo la emisora estatal iraní.

Según el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) y el Critical Threats Project (CTP), también se habría producido un ataque aéreo contra la planta de enriquecimiento de uranio de Fordow, lo cual se suma a la grave afectación del sitio de Natanz, donde, según el director del OIEA, Rafael Grossi, hasta 15.000 centrifugadoras podrían haber quedado fuera de servicio.
Bajas y daños colaterales
El Ministerio de Salud de Irán reportó 224 muertos y 1.277 hospitalizados. Organizaciones de derechos humanos con sede en Washington elevaron la cifra de fallecidos a al menos 406, en su mayoría civiles, entre ellos niños y mujeres. Las imágenes desde Teherán muestran edificios colapsados, vehículos carbonizados y un éxodo interno en desarrollo ante el temor de nuevos bombardeos.
En Israel, al menos 24 personas murieron y otras 592 resultaron heridas por el impacto de misiles iraníes en ciudades como Tel Aviv, Haifa, Jerusalén, Bat Yam, Tamra y Rehovot. Entre las víctimas se encuentran cuatro mujeres de una misma familia en la ciudad árabe-israelí de Tamra. Las fuerzas de defensa israelíes confirmaron también daños menores en la embajada de Estados Unidos en Tel Aviv tras un impacto cercano.
Irán responde con fuego directo desde su territorio
Por primera vez en décadas de enfrentamientos indirectos y guerra por proxies, Irán disparó directamente desde su territorio decenas de misiles balísticos contra Israel, logrando evadir los escudos antimisiles Iron Dome y Arrow. Los ataques impactaron infraestructuras energéticas como la planta eléctrica de Haifa, causando la muerte de tres empleados y el cierre temporal de la refinería del grupo Bazan.

La Guardia Revolucionaria iraní advirtió que los próximos ataques serán “más precisos, destructivos y letales”, mientras que medios estatales hablaron de una inminente ofensiva sin precedentes sobre objetivos militares e inteligencia israelíes.
El impacto geopolítico y el papel de EE.UU.
El presidente estadounidense Donald Trump, quien había dado a Irán un plazo de 60 días para alcanzar un nuevo acuerdo nuclear, rechazó un plan israelí para asesinar al líder supremo Ali Khamenei. Sin embargo, avaló los ataques israelíes como forma de frenar el avance del programa nuclear iraní. Irán, por su parte, pidió a países del Golfo como Qatar, Arabia Saudita y Omán que intercedan ante Washington para forzar un cese del fuego.
A cambio, Irán estaría dispuesto a flexibilizar su postura en las negociaciones nucleares, actualmente suspendidas tras la ofensiva. El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araqchi, afirmó que “basta una llamada desde Washington para detener a Netanyahu”.
No obstante, el primer ministro israelí declaró que su país continuará con la campaña militar hasta “eliminar las amenazas nucleares y balísticas de raíz”. En este contexto, el Parlamento iraní evalúa abandonar el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), lo que representaría una ruptura definitiva del marco multilateral vigente.

Un punto de inflexión
La magnitud del ataque inicial, que eliminó a buena parte del alto mando militar iraní —incluyendo al general Mohammad Bagheri, al comandante Hossein Salami y al jefe del programa de misiles, Amir Ali Hajizadeh— junto con científicos clave del programa atómico, representa una de las mayores crisis para el régimen clerical desde la Revolución Islámica de 1979.
Mientras las partes insisten en sus respectivas ofensivas, la posibilidad de una escalada regional —involucrando a actores como Hezbolá, Hamás o milicias en Siria e Irak— mantiene en vilo al sistema internacional.
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