La reciente escalada de ataques con misiles balísticos entre Irán e Israel ha generado preocupación internacional sobre la posibilidad de un conflicto nuclear. Si bien la mayoría de los proyectiles fueron interceptados, el intercambio de agresiones alertó a la comunidad global por el temor de que la situación se “descontrole”.

El peligro de una escalada nuclear
Históricamente, los conflictos entre potencias con capacidad nuclear han estado marcados por el riesgo de errores estratégicos y accidentes militares. Durante la Guerra Fría, múltiples incidentes estuvieron a punto de desencadenar una catástrofe, desde colisiones de submarinos hasta el transporte accidental de armas nucleares sin supervisión.
En la actualidad,nueve países poseen armas nucleares y más de 2.000 cabezas están en estado de alerta, listas para ser utilizadas con poca antelación. La creciente tensión en Medio Oriente, sumada a la falta de comunicación efectiva entre las partes, aumenta el riesgo de una escalada no intencionada.

Uno de los mayores peligros en la actualidad es la difuminación de los límites entre armas nucleares y convencionales. En palabras de los escritores Hans Kristensen, Matt Korda, Eliana Johns y Allie Maloney, “a los países les resulta más difícil discernir sus intenciones. Ambigüedades como ésta caracterizan la nueva era nuclear. En un conflicto, la mezcla de fuerzas nucleares y convencionales podría llevar a una situación en la que un ataque contra las fuerzas convencionales de un país amenazara simultáneamente su arsenal nuclear”.
Los autores consideran que, a diferencia de la Guerra Fría, la actualidad está marcada por la posesión de activos civiles y militares cada vez más de doble uso. Esto supone riesgos no sólo para los países nucleares, sino también para todo el sistema. Las escaramuzas entre India y Pakistán del pasado mes de mayo surgen como ejemplo, considerando que las tensiones cesaron recién cuando Estados Unidos intervino para mediar entre ambos países, frente al temor de una escalada hasta el nivel nuclear.
El rol de la diplomacia y la prevención
El sinfín de ejemplos históricos en los que podría haberse llegado a una guerra nuclear dejan una lección: la importancia de contar con una diplomacia activa y un diálogo preventivo. Sin embargo, las tensiones entre Irán e Israel dan cuenta de que las conversaciones, por más de que se intente, pueden no resolver las disputas.
El actual contexto inicia luego de que Israel realizara “ataques preventivos” contra Irán, aunque comenzó a realizar estas amenazas semanas antes. El accionar desencadenó la respuesta de Teherán con el lanzamiento de más de 150 misiles balísticos y el temor de que un error estratégico desembocara en un conflicto aún peor.

En este escenario, la disuasión y la gestión de crisis se vuelven fundamentales para evitar un desenlace catastrófico, especialmente cuando los países involucrados poseen arsenal nuclear y están en alerta. En palabras de Kristensen, Korda, Johns y Maloney, “los dirigentes no deben esperar a que se produzca una crisis para abordar y gestionar estas cuestiones” ya que “los peligros nucleares de hoy exigen que todos los Estados con estas armas tomen las medidas necesarias para evitar una escalada no deseada o accidental, mientras aún haya tiempo”.
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