En una ofensiva sin precedentes en el marco del conflicto con Irán, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) confirmaron que llevaron a cabo la primera fase de la operación denominada León Ascendente, que incluyó el despliegue de más de 200 aeronaves de combate a más de 2.000 kilómetros de territorio israelí. Los ataques impactaron en docenas de blancos críticos del aparato militar, nuclear y de defensa aérea iraní, marcando una escalada militar que podría cambiar el equilibrio estratégico en Medio Oriente.

Golpes simultáneos sobre la infraestructura nuclear y militar
De acuerdo al vocero de las FDI, capitán Roni Kaplan, los objetivos alcanzados incluyeron:
- Infraestructura y liderazgos del programa nuclear (incluyendo el complejo de Natanz).
- Altos mandos del Comando Mayor Conjunto iraní, entre ellos el general Hossein Salami, comandante de la Guardia Revolucionaria, y el general Gholam Ali Rashid, jefe del Estado Mayor Estratégico.
- Sistemas de defensa aérea, debilitando severamente la capacidad de respuesta iraní.
- Fábricas y bases de misiles balísticos, fundamentales para la proyección ofensiva de Teherán.
Según se informó, en el caso del sitio de Natanz, los aviones de la Fuerza Aérea Israelí (FAI) causaron daños sustanciales tanto en las instalaciones en superficie como en la zona subterránea del complejo, que alberga centrífugas de enriquecimiento de uranio y salas eléctricas. Este sitio ha sido durante años una pieza clave del desarrollo nuclear iraní, con capacidad para enriquecer uranio a niveles de grado militar.

Además, reportes extraoficiales señalan que agentes del Mosad habrían infiltrado territorio iraní semanas antes de la ofensiva, instalando municiones guiadas y drones explosivos en puntos sensibles, como baterías SAM y sitios de lanzamiento de misiles de crucero. Esto habría facilitado la neutralización temprana de las defensas antiaéreas iraníes.
La respuesta de Irán y la superioridad aérea israelí
En represalia, Irán lanzó más de 100 drones suicidas contra Israel durante la madrugada del 13 de junio. Sin embargo, las FDI interceptaron la mayoría de estos dispositivos con éxito, permitiendo que el Comando del Frente Interno levantara parcialmente las restricciones para la población israelí.
La Fuerza Aérea israelí continuó sus ataques a lo largo de la mañana del viernes, golpeando radares y defensas aéreas de mediano alcance, como los sistemas S-200 y TOR-M1, lo que permitiría alcanzar una creciente supremacía aérea en el espacio iraní.
¿Una guerra sin aliados?
A diferencia de episodios anteriores, como el ataque de octubre de 2024 en el que Israel fue asistido por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, esta operación fue lanzada de manera unilateral. El contexto diplomático es mucho más delicado, especialmente tras las declaraciones del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, quien aseguró que Washington no participó en la operación pero fue notificado previamente por Tel Aviv.
Desde Teherán, el presidente iraní Masoud Pezeshkian respondió con tono desafiante: “Nuestra respuesta poderosa hará que el enemigo se arrepienta de su acción insensata”.
El mensaje de Trump: “Lo advertí. Just do it.”
A través de su cuenta en Truth Social, el presidente estadounidense Donald J. Trump respaldó de manera indirecta la ofensiva israelí con un mensaje cargado de advertencias: “Le di a Irán oportunidad tras oportunidad para hacer un acuerdo. Les dije que sería peor que todo lo que conocían. Israel sabe cómo usar su armamento, y lo ha hecho. Ya están todos muertos, y solo va a empeorar. Que no haya más muerte ni destrucción. Hagan un acuerdo antes de que no quede nada”.
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