El ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, arribó el 12 de junio a Kiev para negociar un nuevo paquete de ayuda militar con las autoridades ucranianas, en momentos en que Moscú intensifica sus ataques y se agudiza el estancamiento diplomático. Desde la estación central de la capital, Pistorius reafirmó el compromiso del gobierno alemán con la defensa de Ucrania frente a la ofensiva rusa. La visita cobra especial relevancia ante la reciente ola de bombardeos con drones y misiles, que evidencia la negativa del Kremlin a avanzar hacia una solución pacífica al conflicto.
Alemania evalúa nuevos envíos, pero descarta misiles Taurus
Durante su visita a Kiev, el ministro Boris Pistorius confirmó que Alemania está evaluando nuevas formas de apoyo militar, aunque descartó categóricamente el envío de misiles de largo alcance Taurus. Esta decisión se basa en la preocupación de que su uso podría implicar directamente a personal alemán en la planificación de ataques en territorio ruso, algo que el gobierno de Olaf Scholz busca evitar para no cruzar lo que considera una “línea roja” estratégica.

Sin embargo, Pistorius reafirmó el compromiso de Berlín con la defensa aérea ucraniana y adelantó que se están considerando envíos adicionales de sistemas IRIS-T y misiles Patriot, junto con el fortalecimiento de capacidades en guerra electrónica. También señaló que Alemania seguirá siendo un socio clave en la reconstrucción y modernización de las Fuerzas Armadas de Ucrania, incluyendo el entrenamiento de soldados y la entrega de equipamiento logístico avanzado.
El gobierno alemán se blinda ante un Moscú cada vez más hostil
La relación entre Alemania y Rusia atraviesa su peor momento en décadas. Desde el inicio de la invasión a gran escala en 2022, las importaciones alemanas desde Rusia cayeron un 94,6%, mientras que las exportaciones disminuyeron más del 70%. El comercio bilateral, alguna vez marcado por la fuerte dependencia energética, se ha reducido a niveles mínimos históricos. Según datos oficiales, en 2024 Rusia representó apenas el 0,1% de las importaciones totales de Alemania, una caída drástica frente al 2,8% previo a la guerra.

Sin embargo, las fricciones no solo responden al plano económico. El jefe del Estado Mayor de Alemania, general Carsten Breuer, advirtió recientemente que Rusia representa una “amenaza muy seria” para la OTAN y podría estar preparándose para atacar a los Estados bálticos antes de 2029. Citando cifras alarmantes, como la producción de 1.500 tanques al año y millones de proyectiles de artillería, Breuer instó a los países europeos a acelerar el rearme y reforzar sus defensas. Berlín, que hasta hace pocos años apostaba por una diplomacia moderada con Moscú, ahora encabeza llamados a la disuasión y el fortalecimiento de la alianza atlántica.
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