El escenario en torno al programa nuclear de Irán se observa en las últimas semanas cada vez más volátil, marcado por un aumento de la actividad militar y crecientes amenazas de una escalada desde Israel. En la región se han endurecido las posturas defensivas, y los actores internacionales reubican a su personal y sus esfuerzos en medio de la incertidumbre.

El aumento de las tensiones y la proliferación de focos de conflicto sitúan al enfrentamiento en una de sus fases más críticas. Recientemente, funcionarios israelíes han advertido sobre las ambiciones nucleares de Irán y la proyección de amenaza que las mismas tienen para la región, afirmando que Israel podría realizar ataques preventivos.
Israel y Medio Oriente en alerta
En este contexto, la región ha emitido señales de advertencia a lo largo de estos últimos días. Puntualmente, Israel ha comenzado a ultimar planes de contingencia junto a Estados Unidos en materia de inteligencia y precisión de ataques.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han aumentado su preparación de defensa aérea y antimisiles, realizando también maniobras de reabastecimiento con aviones Boeing 707 en sus costas y salidas de cazas F-15 y F-35.

Los ejercicios, puntualmente, simulan misiones de ataque de largo alcance contra Irán. La postura defensiva que ha adoptado el país ha sido respaldada por el primer ministro, Benjamin Netanyahu, quien enfatizó en que “todo el programa nuclear de Irán debe desaparecer”.
Para Israel, la opción militar sigue sobre la mesa en caso de que las conversaciones entre Irán y Estados Unidos fracasen.
Rol y accionar de Estados Unidos
El Departamento de Estado de Estados Unidos, en respuesta a estos acontecimientos, ha ordenado al personal no esencial que abandone las misiones diplomáticas en Irak, Kuwait y Bahréin. Cabe destacar que estas medidas suelen reservarse para situaciones de amenaza inminente.
En paralelo, se observa un aumento de actividad militar estadounidense en la base de Diego García, en el océano índico. Según confirmaron imágenes satelitales, la presencia militar de Washington allí incluye bombarderos B-52 y cazas F-15, situando a las fuerzas al alcance de Irán y en caso de ser necesario un ataque rápido.
El programa nuclear iraní en la mira
Las tensiones en Medio Oriente pueden explicarse por una simple premisa: Irán continúa expandiendo su programa nuclear, avalando el enriquecimiento de uranio pese a las advertencias desde Israel y al pedido de negociaciones de Estados Unidos. Además, la República Islámica continúa desarrollando su arsenal de misiles como un esfuerzo de modernización militar, con el objetivo de disuadir posibles ataques (justamente, desde Tel Aviv o Washington).
La semana pasada, por ejemplo, Irán probó un misil avanzado con una ojiva de dos toneladas. El ministro de Defensa, Aziz Nasirzadeh, describió el acontecimiento como “un nuevo logro en sus capacidades militares” y “parte de esfuerzos más amplios para mejorar su preparación militar”.
A ello se suman las declaraciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), agencia que aprobó una resolución afirmando formalmente que Irán no cumple con sus obligaciones en materia de salvaguardias nucleares. Se trata de una declaración crucial, ya que no se alcanzaba una conclusión como tal en décadas.

La resolución fue respaldada por 19 votos, entre ellos los de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania. El documento citaba la incapacidad de Irán para explicar los rastros de uranio en emplazamientos no declarados y la continua obstrucción de las inspecciones.
No obstante, desde Irán se anunciaron nuevos planes para ir contra la resolución del OIEA. El Ministerio de Asuntos Exteriores iraní comunicó la próxima instalación de enriquecimiento de uranio de alta seguridad del país, aunque aún no se ha revelado el lugar en donde se edificará.
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