- El informe anual del Pentágono sostiene que China viene ajustando su enfoque doctrinal a partir de la guerra ruso-ucraniana, con énfasis en sistemas no tripulados, resiliencia de comunicaciones y preparación para combates urbanos.
- Washington describe que el EPL prioriza la “multi-domain precision warfare”: una forma de combate basada en redes C4ISR integradas y análisis acelerado de datos, con inteligencia artificial, para concentrar poder de fuego sobre “puntos vulnerables”.
- El reporte subraya un giro hacia la movilización nacional acelerada (incluido el despliegue rápido de reservistas) y un marco de “integrated national strategic system” para sostener una confrontación prolongada si fuera necesario.

El Pentágono volvió a colocar la guerra en Ucrania como un “laboratorio” que acelera aprendizajes en terceros actores, y esta vez lo hizo con un destinatario explícito: China. En su informe anual al Congreso sobre los desarrollos militares de la República Popular, Washington plantea que el liderazgo chino estudia con detalle los tropiezos de Rusia —en el plano operativo, industrial y comunicacional— para ajustar su propia preparación ante escenarios de alta intensidad, con Taiwan como referencia recurrente en la lectura estadounidense.
Ucrania como banco de pruebas: autonomía, SATCOM y guerra urbana
El documento apunta a un paquete de lecciones que Pekín estaría internalizando: expansión de plataformas autónomas/no tripuladas, robustecimiento de redes de comunicaciones satelitales para sostener operaciones bajo interferencia, y preparación más seria para combate en entornos urbanos, más allá de entrenamientos tradicionales. Esa revisión, según el informe, incluye también el plano informacional: operaciones de influencia y comunicaciones estratégicas orientadas a audiencias domésticas e internacionales, con el objetivo de sostener legitimidad, controlar narrativas y administrar costos políticos.
La lógica de fondo es evitar una guerra larga y “atascada” —un riesgo que la experiencia rusa dejó expuesto— y, al mismo tiempo, mejorar la capacidad de sostener el esfuerzo si el conflicto se prolonga. En esa tensión se ordenan muchas de las inversiones que el Pentágono observa: sensores, enlaces de datos, automatización de procesos de mando, y redundancia de comunicaciones en un teatro donde la degradación electrónica y cibernética es parte del paquete.

En términos técnicos, el informe pone el foco en la “multi-domain precision warfare” como concepto vertebral: una forma de campaña que busca integrar todas las dimensiones (tierra, mar, aire, espacio y ciber) bajo una red C4ISR para acelerar el ciclo “detectar–decidir–golpear”. El énfasis no está solo en el número de plataformas, sino en la capacidad de sincronizar efectos: identificar vulnerabilidades, asignar fuegos con rapidez y sostener el ritmo bajo presión.
El Pentágono agrega un detalle clave: esa arquitectura se apoya en explotación de Big Data e inteligencia artificial para acortar tiempos de análisis y planificación, lo que empuja una transición hacia formas de “intelligentized warfare” (guerra “inteligentizada”) en la terminología que Washington atribuye a la evolución del pensamiento militar chino. En esa lectura, la ventaja no sería únicamente tecnológica, sino organizacional: centralizar información útil, depurar ruido y traducir datos en órdenes ejecutables a velocidad.
“Guerra total” y movilización: el componente nacional del conflicto
Otra capa del reporte es menos visible pero igual de determinante: la dimensión de movilización. El documento sostiene que China viene trabajando para acortar los tiempos necesarios para “poner al país en modo guerra”, en un marco que describe como “integrated national strategic system” y que incluye la activación rápida de reservistas, coordinación civil–militar y disponibilidad de recursos estratégicos.

En paralelo, Washington señala que esa preparación se combina con una idea de control político del objetivo: definir metas acotadas, y administrar escalada e intensidad para maximizar margen de maniobra y reducir incertidumbre. Es un punto importante porque conecta doctrina con estrategia: no se trata solo de “tener medios”, sino de diseñar la campaña para que el conflicto permanezca dentro de parámetros considerados manejables por el liderazgo.
El informe, sin embargo, no presenta el cuadro como lineal. Aunque describe avances en redes, autonomía y conceptos de campaña, también remarca un límite persistente: el EPL no cuenta con experiencia reciente en combate real, un factor que suele aparecer como fricción en procesos de transformación doctrinal y tecnológica. La evaluación estadounidense sugiere que, en un escenario de guerra, la distancia entre planificación/modelado y ejecución bajo fuego sigue siendo una incógnita central.
Te puede interesar: Un informe de EE.UU. estima que la Armada de China tendrá nueve portaaviones para 2035












