China advirtió que el mayor paquete de armas aprobado por Estados Unidos para Taiwán, valuado en USD 11.100 millones, incrementa de forma significativa el riesgo de una escalada militar en el estrecho de Taiwán. Desde Beijing, el Ministerio de Relaciones Exteriores denunció que la operación viola el principio de “una sola China” y convierte a la isla en un “polvorín”, en un contexto de creciente tensión estratégica entre Washington y Pekín.

La venta, que debe atravesar un período de revisión en el Congreso estadounidense, incluye 82 lanzadores HIMARS, 420 misiles ATACMS de largo alcance, obuses autopropulsados, sistemas aéreos no tripulados, software militar avanzado y misiles antitanque. Se trata del mayor paquete individual de asistencia militar aprobado para Taiwán, y del segundo acordado durante el segundo mandato de Donald Trump.
Beijing acusa a Washington de empujar una escalada militar
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Guo Jiakun, sostuvo que la operación constituye una “grave violación” de los compromisos asumidos por Estados Unidos en los Tres Comunicados Conjuntos y un acto de injerencia directa en los asuntos internos de China. Según Beijing, el refuerzo militar de Taiwán incentiva a los sectores independentistas y acelera el riesgo de una confrontación abierta.
Desde la narrativa oficial china, Washington estaría utilizando a Taiwán como una herramienta para contener a China, una acusación recurrente en el discurso estratégico del Partido Comunista. “Armar a Taiwán no cambiará el resultado final, solo empujará a la región hacia una situación peligrosa de confrontación militar”, advirtió Guo, en línea con declaraciones similares del Ministerio de Asuntos de Taiwán.

HIMARS y ATACMS: el punto más sensible del paquete
Uno de los elementos que más preocupación genera en Beijing es la combinación de HIMARS y misiles ATACMS, que otorgaría a Taiwán una capacidad de ataque profundo sobre objetivos militares del Ejército Popular de Liberación en el continente y en el estrecho. Se trata de sistemas móviles, difíciles de detectar y capaces de golpear bases, concentraciones de fuerzas y nodos logísticos.
Para China, este salto cualitativo en el poder de fuego taiwanés altera el equilibrio militar regional y eleva los incentivos para una respuesta preventiva o demostraciones de fuerza. Analistas regionales anticipan que Beijing podría responder con ejercicios militares a gran escala, patrullas aéreas y navales intensificadas, e incluso sanciones a empresas de defensa estadounidenses involucradas en la operación.

Desde Washington, el Departamento de Estado defendió la venta al señalar que refuerza la capacidad defensiva de Taiwán y contribuye a la estabilidad regional. En su notificación al Congreso, la administración Trump afirmó que el paquete respalda los intereses de seguridad de Estados Unidos y ayuda a mantener el equilibrio militar en Asia-Pacífico.
La operación se enmarca en la Taiwan Relations Act de 1979, que obliga a Estados Unidos a proporcionar a la isla medios defensivos, aun cuando Washington no reconozca formalmente a Taiwán como un Estado soberano. Este delicado equilibrio —reconocer a la República Popular China como el único gobierno de China, pero sostener militarmente a Taiwán— sigue siendo uno de los ejes más inestables de la política exterior estadounidense.
El anuncio del paquete llega en un momento de presión militar sostenida de China sobre Taiwán, con incursiones aéreas casi diarias, ejercicios de cerco y demostraciones de capacidad anfibia. En paralelo, Taipei busca acelerar su rearme, aunque enfrenta dificultades internas para aprobar presupuestos especiales de defensa, lo que agrega incertidumbre sobre la velocidad de implementación de estas capacidades.
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