Alemania anunció que suministrará a Ucrania un nuevo paquete de misiles aire-aire AIM-9 Sidewinder provenientes de los stocks internos, con el objetivo de reforzar la defensa aérea ucraniana frente a drones y aeronaves rusas. El anuncio fue formulado por el ministro de Defensa Boris Pistorius durante la reunión del Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania (formato Ramstein), celebrada este 16 de diciembre por videoconferencia.

En tal encuentro, el funcionario recordó que Berlín ya reforzó de manera significativa el escudo aéreo ucraniano con la entrega de dos sistemas Patriot adicionales —uno de ellos en cooperación con Noruega— y un noveno sistema IRIS-T. En paralelo, el Reino Unido anunció en la misma reunión su mayor inversión anual individual en defensa aérea para Kiev: 600 millones de libras destinados a reforzar sistemas antiaéreos y capacidades de interceptación.

Los Sidewinder son misiles originalmente diseñados para ser lanzados desde aviones o helicópteros, pero Ucrania ya demostró que puede adaptarlos para empleo desde plataformas terrestres como misiles superficie-aire improvisados, tal como revelaron fuentes citadas por el Financial Times en 2023. Esa conversión permite reutilizar armamento considerado “obsoleto” en los arsenales occidentales y transformarlo en capacidad operativa frente a la campaña de drones y misiles rusos.
La presión de Alemania y su apoyo a Ucrania
En las últimas semanas, Berlín viene consolidándose como uno de los principales pilares europeos del apoyo militar a Kiev. A comienzos de diciembre, Alemania anunció un aporte de 200 millones de dólares para nuevos paquetes de armamento destinados a Ucrania, reforzando tanto capacidades de defensa aérea como de combate terrestre, en línea con la estrategia de “apoyo sostenido” que el gobierno de Olaf Scholz viene defendiendo en la OTAN y la UE. En paralelo, Berlín encabezó los llamados a priorizar la defensa aérea ucraniana en las discusiones sobre el presupuesto de defensa europeo, insistiendo en que la protección de ciudades, infraestructura crítica y nodos energéticos debe seguir siendo el foco central de la ayuda.
Ese rol también se proyecta al plano estrictamente militar. Alemania elaboró recientemente un plan para movilizar hasta 80.000 soldados de la OTAN en caso de una escalada directa con Rusia, una señal de que el conflicto en Ucrania ya se integra a la planificación estratégica de defensa europea a gran escala. En ese contexto, el envío de misiles Sidewinder se inserta en una política más amplia: reforzar la resiliencia ucraniana frente a los ataques aéreos y, al mismo tiempo, mostrar que Berlín está dispuesto a asumir costos políticos y financieros para contener a Moscú y disuadir nuevos avances sobre el flanco oriental de la Alianza.
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