La geopolítica y la defensa volvieron a cruzarse esta semana en varios frentes donde Estados Unidos, Venezuela, China y Europa quedaron en el centro del tablero. Entre despliegues de portaaviones en el Caribe, vuelos de cazas sobre el Golfo de Venezuela y debates doctrinarios sobre la nueva Estrategia de Seguridad Nacional, Washington reordena sus prioridades mientras otras potencias y actores regionales ajustan sus posiciones.

En el Caribe, Venezuela se consolida como laboratorio de la doctrina estadounidense. El arribo del portaaviones USS Gerald R. Ford y el sobrevuelo de F/A-18 sobre aguas cercanas al territorio venezolano materializan una estrategia que combina operaciones navales y aéreas con sanciones selectivas y designaciones terroristas, sin cruzar abiertamente el umbral de la intervención clásica. Ese dispositivo se apoya en el marco doctrinario de la reciente Estrategia de Seguridad Nacional, que revaloriza la doctrina Monroe y declara al hemisferio occidental como prioridad estratégica. Mientras Washington explora costos y escenarios de intervención, Caracas apuesta a una defensa híbrida apoyada en milicias y estructuras paralelas, y Turquía emerge como mediador decisivo, capitalizando su condición de miembro de la OTAN y socio económico del chavismo.
Hacia el este, la misma Estrategia de Seguridad Nacional proyecta tensiones y reacomodamientos. En Europa, el documento cuestiona el rumbo de la Unión Europea, alerta sobre una posible “desaparición civilizacional” y liga el futuro de la OTAN a la resolución de la guerra en Ucrania. El plan presentado por Kiev a Estados Unidos, elaborado junto a Berlín, París, Londres y la propia alianza atlántica, intenta evitar concesiones territoriales a Rusia y, al mismo tiempo, desbloquear una salida negociada que reduzca riesgos de escalada. En el Indo-Pacífico, Washington privilegia la competencia económica y tecnológica con China, pero sostiene una fuerte disuasión militar: red de vigilancia y despliegues navales chinos, cruce de buques de guerra en Scarborough, nuevo escudo balístico indio y presión sobre Japón y Corea del Sur para asumir mayores responsabilidades de defensa.

En el Atlántico Sur, la semana dejó señales de largo plazo. La Campaña Antártica de Verano 2025/2026 refuerza la presencia argentina en el continente blanco, mientras informes sobre pesca ilegal en el mar argentino vuelven a poner en agenda la disputa por recursos y jurisdicción. En paralelo, la venta de 24 cazas F-16 a la Argentina motivó la reapertura de la embajada danesa en Buenos Aires y abre la puerta a una agenda más amplia de cooperación militar y tecnológica. Así, el sur del continente se integra a una dinámica global donde la modernización de capacidades, el control de espacios marítimos y las cadenas de valor de la defensa se vuelven piezas centrales del juego estratégico.
Desde la Redacción de Escenario Mundial, seguimos el pulso de una semana donde la disuasión, la diplomacia y la fuerza volvieron a cruzarse en todos los frentes.
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