- EE.UU. desplegó dos bombarderos B-52H sobre el mar de Japón junto a cazas F-15J y F-35A de la Fuerza Aérea de Autodefensa
- Se trata de un ejercicio que Tokio y Washington presentan como disuasión y capacidad de respuesta conjunta frente al aumento de tensiones con China.
- El ejercicio se inscribe en una escalada regional marcada por el despliegue del portaaviones Liaoning, incidentes en los que cazas J-15 iluminaron con radar a F-15 japoneses y patrullas aéreas conjuntas China–Rusia con bombarderos H-6 y Tu-95 sobre el Pacífico occidental.
Estados Unidos y Japón realizaron este 10 de diciembre un ejercicio aéreo conjunto sobre el mar de Japón con bombarderos estratégicos B-52H y cazas japoneses F-15J y F-35A. Las maniobras surgen como una demostración explícita de disuasión frente al aumento de las tensiones con Chinay rusia en el Pacífico occidental.

Según el Estado Mayor Conjunto japonés, las maniobras apuntan a reforzar las capacidades de respuesta y disuasión de la alianza Japón–EE.UU., en un entorno que el Ministerio de Defensa de Tokio califica como “cada vez más severo” para su seguridad. El analista militar japonés Yoshihiro Inaba subraya que, más allá de la rutina de cooperación aérea, el timing convierte al ejercicio en un símbolo de la alianza Japón–EE.UU. y de la voluntad de Washington de sostener su compromiso de disuasión ampliada frente a estas amenazas.
Un contexto regional ajetreado
El ejercicio se produce en un contexto marcado por el choque diplomático entre Tokio y Beijing tras las declaraciones de la primera ministra Sanae Takaichi sobre un eventual involucramiento japonés ante una invasión china de Taiwán. Desde entonces, la República Popular China elevó tanto su retórica como su presencia militar en torno al archipiélago japonés, desplegando el grupo de portaaviones Liaoning y reforzando patrullas aéreas en tándem con Rusia.
Tokio denunció recientemente que cazas J-15 embarcados en el Liaoning iluminaron con radar a F-15 japoneses en dos incidentes separados, aunque Beijing asegura que notificó sus ejercicios con antelación y acusa a Tokio de “magnificar” el episodio. En este contexto, la presencia de los B-52H sobre el mar de Japón tiene un fuerte componente político y estratégico, ya que son capaces de portar misiles antibuque de largo alcance y minas Quicksink lanzadas desde el aire.

Los bombarderos estadounidenses se consolidan como una plataforma clave de golpe naval a distancia, lo que tiene especial relevancia frente a una eventual crisis en el mar de China Oriental o en el entorno de Taiwán. Inaba también señala que los bombarderos desplegados exhibían estabilizadores de cola compatibles con el tratado New START, lo que indica que se trata de aparatos nuclear-capaces, aun cuando el ejercicio haya tenido un perfil convencional.
Del lado japonés, el ejercicio encaja con una estrategia de más de una década para reforzar el despliegue en el suroeste del país, en la cadena de islas que conecta Kyushu con Taiwán. Tokio ha invertido en nuevas unidades tipo “marines”, baterías de misiles antibuque y antiaéreos, guerra electrónica y capacidades ISR, con el objetivo de cerrar brechas ante el avance de la Armada del EPL y su presencia más frecuente “más allá de la primera cadena de islas”.
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