La nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos abrió un frente político inesperado en Bruselas: el comisario europeo de Defensa y Espacio, Andrius Kubilius, advirtió que el documento refleja una visión según la cual una Europa unida sería “un problema” para Washington y deslizó que la administración de Donald Trump está dispuesta a “combatir” esa unidad e incluso a incentivar que algunos socios se alejen del bloque. En un post en su blog, Kubilius interpretó el texto estratégico como algo más que una crítica a la “agenda europea” y leyó en sus líneas la idea de que “cualquier unidad del continente europeo va contra el interés nacional estadounidense”.

Para Kubilius, por lo tanto, la Casa Blanca está preparada para actuar contra esa unidad. Sus comentarios llegan apenas días después de que se conociera el documento de 33 páginas, que describe a Europa como un continente en declive, amenaza con una “erosión civilizacional” y afirma que el objetivo de Washington debe ser “restaurar la grandeza europea” corrigiendo su actual rumbo.
De la crítica ideológica al intento de dividir al bloque
Según reveló el medio Euractiv, Kubilius cita en su blog la existencia de una versión más larga y no publicada de la estrategia, mencionada por el portal Defense One, en la que se identificaría a Austria, Hungría, Italia y Polonia como países con los que Washington debería trabajar “para alejarlos de la UE”. La lógica, de acuerdo con esa filtración, responde a un principio clásico de la doctrina estadounidense: impedir que surja una potencia dominante en cada continente, lo que en este caso convertiría a una Unión Europea cohesionada en un actor a neutralizar más que en un aliado a fortalecer.
Kubilius asocia esa postura con el rediseño del dispositivo militar estadounidense en Europa, que se plasmará en el Global Posture Review: un repliegue progresivo de tropas del continente y un énfasis creciente en la competencia con China. En ese marco, una Unión Europea debilitada, dividida en ejes nacionales que busquen acuerdos bilaterales directos con Washington, encajaría mejor en la lógica de poder estadounidense que un bloque cohesionado con aspiraciones de autonomía estratégica.

Las advertencias del comisario de Defensa se inscriben en una ola de reacciones críticas en capitales europeas. En Francia, una alta funcionaria del Ministerio de las Fuerzas Armadas calificó la nueva estrategia estadounidense como una “aclaración brutal” de la posición ideológica de Washington y reclamó acelerar la reconfiguración de la defensa europea. En Alemania, el canciller Friedrich Merz sostuvo que algunos pasajes son “inaceptables” y afirmó que Europa debe reducir su dependencia de Estados Unidos, especialmente en materia de seguridad, aunque sin romper los lazos transatlánticos.
El propio Kubilius viene defendiendo, desde antes de este episodio, la necesidad de un “big bang” de la defensa europea: más gasto, mejor coordinado y, sobre todo, “más europeo”, con mecanismos claros para activar la cláusula de defensa mutua de la UE y no depender exclusivamente del Artículo 5 de la OTAN y de las decisiones del inquilino de la Casa Blanca. El nuevo tono de la Estrategia estadounidense —que por momentos se aproxima a un manifiesto ideológico contra el modelo de integración europeo— refuerza, en la visión del comisario, la urgencia de ese giro.
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