- Irán se burla de EE.UU. por “copiar” su Shahed-136, tras el despliegue de los drones kamikaze LUCAS en Medio Oriente.
- Estados Unidos reconoce de facto la eficacia del modelo Shahed al desarrollar LUCAS por ingeniería inversa.
- La carrera por estos drones kamikaze baratos abre una nueva fase de competencia tecnológica y de volumen.
Irán convirtió la guerra de drones en un arma política: ahora se burla abiertamente de Washington por haber desarrollado, a partir del Shahed-136, su propio dron kamikaze de bajo costo, el LUCAS (Low-Cost Uncrewed Combat Attack System), desplegado ya en Medio Oriente. Mientras el régimen reivindica que una “superpotencia se arrodilla ante un dron iraní y lo copia”, el Pentágono cree que adoptar el modelo que Teherán y sus aliados utilizaron durante años contra bases y socios estadounidenses funciona para “dar vuelta el libreto” y disputarles el dominio de este tipo de municiones merodeadoras.

El LUCAS es, en esencia, un clon evolucionado del Shahed-136: diseño delta, motor de combustión sencillo, autonomía de alcance centenar de kilómetros y perfil de “dron desechable” pensado para saturar defensas aéreas, no para regresar a base. Fue desarrollado por la firma estadounidense SpektreWorks tras el desarme y la ingeniería inversa de un Shahed capturado, y se presentó oficialmente en el Pentágono a mediados de 2025 como la respuesta directa de Washington al empleo masivo de estos sistemas por parte de Irán y Rusia.
A diferencia de misiles de crucero que cuestan millones de dólares, cada LUCAS ronda los USD 35.000, más caro que un Shahed iraní pero muy por debajo de los sistemas tradicionales de ataque de largo alcance, lo que permite pensar en empleos en enjambre y en grandes volúmenes. Acorde a la información actualmente disponible, se trata de sistemas que estarán a disposición de la Fuerza de Tareas Scorpion Strike, siendo esta una de las primeras que podrá contar con grandes cantidades de estos drones; en línea con las necesidades identificadas por las cúpulas militares estadounidenses.
La reacción iraní
En Teherán, la reacción fue inmediata. Voceros militares presentaron el despliegue de LUCAS como una “prueba de honor nacional”, señalando que el diseño Shahed, nacido como solución de bajo costo para una fuerza aérea envejecida y sancionada, terminó obligando a Washington a copiarlo y producirlo en serie.
Teherán subraya, además, que sus Shahed-136 y variantes –producidos también en Rusia bajo la denominación Geran-2– ya influyeron en la planificación militar global: desde los ataques contra ciudades ucranianas hasta las andanadas contra Israel y bases asociadas a Estados Unidos, donde obligaron a gastar miles de millones en interceptores diseñados para amenazas mucho más costosas.

El LUCAS, al ser más caro que su modelo iraní y estar integrado en una cadena industrial y doctrinaria pensada para sistemas de alto valor, enfrenta el desafío de producirse masivamente sin chocar con los cuellos de botella tradicionales del complejo militar-industrial norteamericano. Para que cumpla la promesa de “dar vuelta el libreto”, Estados Unidos tendría que ser capaz de desplegar miles de estas municiones en poco tiempo.
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