El plan de paz de 28 puntos para Ucrania presentado por Estados Unidos ha reconfigurado el tablero diplomático entre Kiev, Moscú y las principales potencias europeas. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, reconoció que el plan de Estados Unidos podría servir como punto de partida, donde la propuesta busca poner fin a la guerra en Ucrania. Sin embargo, esta apertura está sujeta a una fuerte advertencia: si Kiev se niega a retirarse de los territorios ocupados, Moscú podría ampliar sus operaciones militares. Además, Putin reiteró que los soldados ucranianos deben abandonar las zonas que actualmente controlan.

Estados Unidos presentó el proyecto de paz con el objetivo de poner fin a las tensiones entre Rusia y Ucrania. La propuesta generó reacciones inmediatas y contrapuestas. Esta contempla amplias concesiones para Kiev en el plano territorial y militar. Así, entre los puntos más sensibles figura la renuncia al ingreso a la OTAN. También se plantea limitar el tamaño de las Fuerzas Armadas ucranianas. A su vez, Europa se comprometería a frenar la expansión futura de la Alianza Atlántica.
La posición de Rusia
Desde Moscú, el viceministro de Exteriores, Alexander Grushko, manifestó que Rusia no considera conveniente la inclusión de los países europeos en la mesa de negociaciones. Según el diplomático, la postura de la Unión Europea y de la OTAN ha obstaculizado la posibilidad de alcanzar una solución pacífica, al insistir en condiciones que, desde la visión rusa, no responden a las “causas reales del conflicto”.
Entre estas exigencias, Grushko señaló el restablecimiento total de la integridad territorial de Ucrania, la demanda de reparaciones de guerra por parte de Rusia y la posible incorporación de Kiev tanto a la OTAN como a la Unión Europea. Para el Kremlin, estas condiciones reflejan una posición inflexible que dificulta cualquier avance en las conversaciones.
La OTAN y la Unión Europea
Por su parte, los miembros de la OTAN y de la Unión Europea han intensificado sus capacidades militares y de protección de infraestructura estratégica ante el escenario de incertidumbre. El secretario general de la OTAN aseguró que Moscú confía en poder sostener el enfrentamiento por más tiempo, pero subrayó que Occidente no reducirá su respaldo a Ucrania. En ese marco, se han reforzado medidas de protección sobre cables, gasoductos submarinos y otras infraestructuras críticas, así como acciones contra la denominada “flota fantasma” rusa.
En este contexto, Putin volvió a advertir que recurrirá a la fuerza si considera que las negociaciones son bloqueadas. Desde Europa existe temor a que un acuerdo apresurado debilite la seguridad continental. También preocupa que se legitime una invasión mediante concesiones territoriales.
La reacción de Ucrania
Desde Kiev, la propuesta es vista con profundo recelo. Las autoridades ucranianas han reiterado que no están dispuestas a ceder territorios, ya que ello implicaría legitimar la ocupación rusa. Asimismo, renunciar al ingreso a la OTAN es interpretado como una grave amenaza a la seguridad futura del país, al dejarlo vulnerable frente a nuevas ofensivas.
El plan de 28 puntos también genera fuertes tensiones internas, ya que limitar las Fuerzas Armadas supone reducir la capacidad de defensa nacional. Para el gobierno de Volodímir Zelenski, aceptar estas condiciones significaría comprometer la soberanía del país y los esfuerzos realizados desde el inicio de la guerra.

En el plano social y humano, el impacto del posible acuerdo es igualmente significativo. Muchos soldados ucranianos consideran que aceptar concesiones territoriales supondría que el sacrificio realizado en el campo de batalla habría sido en vano. La población desplazada teme perder definitivamente la posibilidad de regresar a sus hogares, mientras que el trauma colectivo de la guerra sigue latente.
El rechazo social a una “paz sin justicia” podría profundizar las fracturas entre la dirigencia política y los combatientes, generando tensiones internas en un país que ya se encuentra profundamente golpeado por el conflicto.
Países neutrales y mediación
Aunque algunos países tradicionalmente neutrales, como Turquía, Suiza o Brasil, han manifestado su disposición a actuar como mediadores, su margen de influencia es limitado. Rusia rechaza mediaciones impulsadas por Europa, mientras que Ucrania desconfía de actores percibidos como cercanos a Moscú. En este escenario, Estados Unidos insiste en liderar el proceso, reduciendo el espacio para una mediación verdaderamente neutral.
Washington busca posicionarse como el actor clave del proceso de negociación. El plan refleja un giro hacia una política exterior más transaccional, orientada a reducir el desgaste político, económico y militar que ha supuesto el conflicto para Occidente. Además, algunos analistas sostienen que Estados Unidos busca cerrar el frente europeo para redirigir su atención y recursos hacia el Indo-Pacífico y la contención de China.

Sin embargo, el liderazgo estadounidense en este proceso no está exento de críticas, especialmente desde Europa, donde existe preocupación por quedar relegada en decisiones que afectan directamente a su seguridad. Pese a los esfuerzos diplomáticos impulsados por Estados Unidos presentados en el plan de 28 puntos para Ucrania, el horizonte de una paz cercana sigue siendo incierto. Por ahora el plan parece más orientado a congelar el conflicto que a resolverlo de manera definitiva.
Mientras Rusia podría consolidar sus avances territoriales, Ucrania afronta el riesgo de ver comprometida su soberanía y su futuro estratégico. En este escenario, Europa permanece dividida y la comunidad internacional enfrenta el dilema de aceptar una “paz imperfecta” o arriesgarse a una prolongación indefinida de la guerra.
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