Impulsados por el Memorando de Cooperación firmado en Washington D.C. en noviembre de 2025 entre el Departamento de Estado de EE.UU. y el Ministerio de Economía de Japón (METI), ambos países han acelerado su alianza estratégica para la extracción de recursos críticos en la isla Minamitori. Esta iniciativa conjunta busca operacionalizar el hallazgo geológico confirmado el año pasado, mitigando la vulnerabilidad de las cadenas de suministro ante las restricciones comerciales de China y asegurando materiales vitales para la industria tecnológica y de defensa de la alianza occidental.

La base de esta cooperación es el vasto depósito de minerales confirmado por la Fundación Nippon y la Universidad de Tokio. Según los estudios geológicos publicados en junio de 2024, se identificó un campo de nódulos de manganeso de aproximadamente 10 mil kilómetros cuadrados en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) japonesa. Los investigadores de la Universidad de Tokio estiman que el yacimiento contiene 230 millones de toneladas, ricas en metales esenciales para la transición energética.
Las proyecciones sobre la capacidad de estos depósitos sugieren un cambio radical en la seguridad de recursos de Japón. El análisis de la Fundación Nippon indica que las reservas podrían cubrir la demanda interna de cobalto durante 75 años y la de níquel por 11 años. Este volumen permitiría a Tokio reducir drásticamente su dependencia de las importaciones extranjeras para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos y aleaciones de alta resistencia.
El desafío al control de Pekín
La urgencia de activar este proyecto responde a la hegemonía de China en la cadena de suministros global, evidenciada por datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que sitúan bajo control de Pekín cerca del 70% de la extracción y el 90% del procesamiento mundial de tierras raras. Esta concentración otorga a China una ventaja estratégica que Washington y Tokio perciben como un riesgo de dependencia crítica; una preocupación que se intensificó tras las recientes restricciones del Ministerio de Comercio chino a la exportación de galio, germanio y antimonio bajo argumentos de seguridad nacional.
Esta concentración de mercado ha encendido las alarmas en Washington y Tokio, dado que estos materiales son insustituibles para la industria moderna. Funcionarios del Consejo de Seguridad Nacional de EE.UU. han calificado esta dependencia como un riesgo crítico, ya que afecta directamente la producción de semiconductores avanzados y sistemas de guías de misiles. La diversificación de fuentes se ha convertido, por tanto, en una prioridad defensiva compartida para garantizar la autonomía estratégica.
La alianza bajo la Asociación de Seguridad de Minerales (MSP)
Para viabilizar la extracción, Tokio y Washington coordinaron sus acciones bajo el marco de la Asociación de Seguridad de Minerales (MSP). Esta iniciativa multilateral, liderada por el Departamento de Estado de EE.UU., tiene como objetivo catalizar la inversión pública y privada en cadenas de suministro diversificadas. La plataforma permite a los países miembros compartir información técnica y estándares ambientales para acelerar proyectos mineros críticos fuera de la influencia de competidores estratégicos.

Dentro de este esquema, la cooperación bilateral se enfoca en integrar los recursos japoneses con la capacidad industrial y el mercado estadounidense. Mientras Japón aporta el acceso territorial y la investigación geológica inicial, Estados Unidos busca garantizar que los materiales procesados se integren en las cadenas de valor de sus fabricantes de baterías y defensa. Este alineamiento busca crear una protección para ambas economías ante posibles embargos futuros.
El reto tecnológico y la viabilidad comercial
A pesar del potencial, el proyecto enfrenta desafíos técnicos significativos debido a la ubicación de los depósitos. Según el informe técnico de la Fundación Nippon, los nódulos se encuentran a más de 5 mil metros de profundidad, lo que requiere tecnología de extracción submarina de vanguardia. La entidad nipona ha anunciado planes para iniciar pruebas piloto de extracción a gran escala, utilizando sistemas de bombeo de lodos para elevar el material a la superficie, con miras a iniciar operaciones comerciales hacia finales de la década.
Además de la ingeniería, el éxito dependerá de su competitividad económica frente a los precios controlados por China. Expertos en mercados de commodities citados por Nikkei Asia advierten que la minería de aguas profundas conlleva costos operativos elevados que podrían dificultar la rentabilidad inicial sin subsidios estatales. Por ello, el respaldo político y financiero continuo de los Gobiernos de Washington y Tokio será determinante para que Minamitori pase de ser un hallazgo científico a una fuente de suministro activa.
Te puede interesar: Cómo las llamadas de Trump a Xi Jinping reconfiguran la relación entre China, Japón y Taiwán














