El portavoz del ministerio de Defensa de China advirtió que Japón pagará “un doloroso precio” si pretende ayudar a Taiwán, que Pekín reclama como propio. El comentario llega en medio de una disputa diplomática entre las dos naciones, después de que la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, dijera que su país podría intervenir militarmente en caso de una invasión sobre el territorio autónomo de régimen democrático.
La cuestión es sensible para China por distintos motivos: además de los reclamos de soberanía sobre el territorio, la aseveración de Japón también está aparejada con el recuerdo de su antiguo control sobre la isla, que ostentó entre 1895 y 1945, mientras estaba en plena expansión militar y subyugación del pueblo chino. La primera ministra de Japón, electa el mes pasado, ha reivindicado el pasado imperial japonés, y visitado el santuario sintoísta de Yasukuni, donde se rinde homenaje a los militares del país, entre los que hay criminales de guerra y soldados coreanos, chinos y taiwaneses obligados a pelear por Japón.
A esta unión entre la historia y el presente se refirió el portavoz del Ministerio de Defensa, Jiang Bin: “No solo Japón ha fallado en reflexionar profundamente sobre sus graves crímenes de agresión y régimen colonial en Taiwán, sino que en cambio, desafiando a la opinión global, ha alimentado el delirio de una intervención militar en el estrecho de Taiwán“.
El portavoz estaba siendo consultado sobre el reciente despliegue de misiles de mediano alcance en la base militar de Yonaguni, a unos 110 kilómetros de la costa este de Taiwán, que fue comunicado por el ministro de defensa japonés Shinjiro Koizumi.

La respuesta del funcionario chino a este movimiento japonés se proyectó también hacia el futuro con una amenaza: “El Ejército de Liberación Popular tiene capacidades poderosas y medios confiables para derrotar un enemigo invasor. Si los japoneses se atreven a pasarse de la línea aunque sea medio paso y generarse un problema, inevitablemente van a pagar un precio doloroso”.
Se trata del último contrapunto en un conflicto que se mantiene diplomático pero cargado de gestos con consecuencias: además de convocar a su embajador en Tokio, el gobierno chino exhortó a sus ciudadanos a no visitar Japón -la principal fuente de turismo para el archipiélago-, detuvo el estreno de películas de este origen en sus cines y las delegaciones de ambas naciones en el G20 no se encontraron, en lo que fue parte de un calculado distanciamiento chino para hacer reflexionar a su vecino oriental.
Trump aconseja a Takaichi no provocar a China con Taiwán
El asunto de Taiwán también estuvo presente en la conversación telefónica que mantuvieron el lunes 24 de noviembre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el jefe de estado chino, Xi Jinping. Según comunicó la agencia de noticias estatales Xinhua, “Xi expuso la postura de principio de China sobre la cuestión de Taiwán, y subrayó que el retorno de Taiwán a China es parte integrante del orden internacional de la posguerra”.

En respuesta, informan desde Xinhua, Trump afirmó que “China fue una parte importante de la victoria en la Segunda Guerra Mundial” y habría subrayado que “Estados Unidos entiende lo importante que es la cuestión de Taiwán para China“.
Este entendimiento entre líderes -que no dejan de estar en disputa- se habría reflejado en una llamada que el mandatario norteamericano mantuvo ese mismo día con la primera ministra de Japón, donde le sugirió a Takaichi que no utilice la cuestión de Taiwán para provocar a China. Así lo afirmó el Wall Street Journal, citando a funcionarios japoneses y uno estadounidense informado sobre la llamada. “El consejo de Trump fue sutil y no presionó a Takaichi para que se retractara de sus comentarios”, añadió el diario.
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