El 14 de noviembre el Canciller de Trinidad y Tobago, Sean Sobers, anunció durante una rueda de prensa la realización de nuevas maniobras militares entre el 17 y 21 de noviembre en conjunto con el ejército de Estados Unidos. De acuerdo con el canciller, esta iniciativa se enmarca en la cooperación histórica en materia de seguridad entre ambos países, materializada en el renovado Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas (SOFA).

Según el gobierno trinitense, esta colaboración responde al compromiso de devolver el orden al país en un contexto de incremento de la violencia interna por los delitos con armas de fuego y conflictos entre pandillas. En este sentido, Sobers estableció que no existe ninguna intención de afectar al pueblo venezolano, sino se trata de un intercambio militar entre ambos ejércitos con el objetivo de preparar a las Fuerzas de Defensa Trinitenses (TTDF) con nuevas técnicas y tácticas militares que puedan utilizar para promover el orden interno.
La ruptura de la neutralidad: El cambio de postura de Trinidad y Tobago
Esta decisión del gobierno trinitense se enmarca en un contexto de escalada de tensión en la región del Caribe, donde Estados Unidos declara realizar esfuerzos para la lucha contra el narcotráfico, mientras Maduro lo acusa de buscar un pretexto para desatar una guerra en la región. Al comienzo del conflicto, Trinidad y Tobago se mostró neutral dada la cooperación histórica comercial y energética que mantenía con su vecino.
No obstante, esta neutralidad se vio cuestionada el pasado 26 de octubre con la llegada del Buque de Guerra estadounidense a Puerto España. Frente a este hecho, Maduro suspendió el acuerdo energético entre ambos países y declaró a la primera ministra Kamla Persad-Bissessar, como persona “non grata” por “hipotecar” su país para amenazar a Venezuela.

Estas decisiones bilaterales evidencian el giro en la política exterior trinitense desde la asunción de Kamla Persad-Bissessar del cargo de primera ministra en mayo. La primera ministra ha mostrado anteriormente su apoyo a las acciones de Estados Unidos al elogiar sus esfuerzos y desearle éxitos en su misión de lucha contra el narcotráfico.
Sus declaraciones muestran un alineamiento del país hacia Estados Unidos, con quienes mantienen una cooperación comercial principalmente en petróleo y gas natural, y una alianza de seguridad que ha permitido la reducción del tráfico de armas, drogas y personas en la isla.
Preocupación en el Caribe: El efecto de la decisión bilateral
La posición del gobierno trinitense ha generado críticas y preocupación en la comunidad del Caribe. Esto debido a que evidencia un cambio en sus prioridades en política exterior, antes centradas en promover la cooperación entre países del Caribe, y se aleja de la postura histórica del CARICOM de primar la paz en el Caribe. Además, su posición geográfica clave implica una amenaza directa para Venezuela, lo que genera una escalada significativa de la tensión en la zona.

Por ello, las acciones de la primera ministra trinitense fueron tildadas como “irresponsables” y “provocativas” por el gobierno de Maduro al considerar que amenazan “gravemente la paz en el Caribe”. De esta manera, se muestra cómo el cambio de intereses nacionales de Trinidad y Tobago tiene un impacto regional, generando tensiones entre los países, debilitando las organizaciones regionales y amenazando los principios que han caracterizado a esta zona geográfica por años.
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