El Ministerio de Ecología de China anunció la creación de una “reserva natural” en el Scarborough Shoal, un área reclamada por Filipinas dentro de su Zona Económica Exclusiva en el considerado Mar de China Meridional. La medida, presentada como un esfuerzo de conservación ambiental, generó una inmediata protesta de Manila. Esto reactivó el debate internacional sobre el control marítimo en el Mar de China Meridional, una de las rutas comerciales más importantes del mundo.

La declaración otorga a Beijing la capacidad de regular el acceso y las actividades marítimas en torno al banco, amparándose en la narrativa de protección ecológica. Sin embargo, para Filipinas la creación de esta reserva forma parte de una estrategia más amplia: consolidar una presencia permanente en un territorio crucial para la pesca y la seguridad marítima del país. El anuncio se produce en un escenario ya marcado por tensiones continuas, incidentes con la Guardia Costera china y crecientes preocupaciones sobre la estabilidad regional.
Un conflicto que se arrastra desde los años setenta
Para comprender por qué esta zona es particularmente relevante para China, es necesario observar la evolución del conflicto marítimo desde los años setenta. En ese periodo, varios Estados costeros comenzaron a disputar áreas ricas en recursos pesqueros y energéticos. China reclama cerca del 90% del mar de China Meridional mediante la “línea de los nueve trazos”, un argumento basado en supuestos derechos históricos.

No obstante, este entra en conflicto con la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS), la cual reconoce zonas económicas exclusivas de hasta 200 millas náuticas. En 2016, la Corte Permanente de Arbitraje invalidó dicha línea al considerarla carente de fundamento legal e histórico.
Recursos energéticos y control estratégico del mar de China Meridional
Más allá del debate jurídico, los intereses materiales en la zona son significativos. La Administración de Información Energética de Estados Unidos estima que el área podría contener cerca de 11.000 millones de barriles de petróleo y unos 190 billones de pies cúbicos de gas natural en reservas ya identificadas, volúmenes comparables a los de otras regiones energéticas estratégicas. Esta abundancia de recursos acentúa el valor geopolítico de la zona y explica la insistencia de China por afianzar su control.
A nivel estratégico, el mar de China Meridional es vital para la seguridad energética china y para proteger sus líneas marítimas de comunicación. También es clave para afirmar su soberanía frente a rivales históricos como Vietnam y Filipinas. Por ello, la construcción de islas artificiales, bases militares, pistas aéreas y puertos responde a esta lógica de proyección de poder. Estas infraestructuras se combinan con pesca masiva y explotación petrolera para reforzar la presencia china. Además, la proximidad filipina a Taiwán y a la costa continental china fortalece la posición estratégica de Manila. Así, esa ubicación, dentro de la Primera Cadena de Islas, permite corredores marítimos cercanos a la costa con respaldo legal internacional.
El ambientalismo como narrativa de poder
Frente a ello, el discurso ambiental se ha convertido en un instrumento útil para Beijing. El deterioro ecológico del mar de China Meridional ha captado mayor atención internacional, con narrativas que atribuyen la destrucción de ecosistemas a diferentes actores regionales. En 2024, China elaboró un informe sobre las condiciones ecológicas de las aguas alrededor de Huangyan Dao, tras el cual anunció la creación de la reserva. Este movimiento forma parte de una estrategia para enmarcar su presencia en la zona dentro de una lógica de “gobernanza ambiental”, presentándola como una acción de gestión y conservación más que como un avance geopolítico.
La designación de Scarborough Shoal como reserva natural nacional —la categoría más estricta del marco regulatorio chino— institucionaliza este enfoque. Con ello, China refuerza su reclamo territorial a través de legislación interna y, a la vez, utiliza el discurso de conservación para limitar críticas internacionales. No obstante, esta regulación no es favorable para la reducción de tensiones y la disputa legal entre Beijing y Manila.
Implicancias para Filipinas y el equilibrio regional
Desde una perspectiva de análisis internacional, este comportamiento puede interpretarse como una política de expansión e imperialismo que trasciende el statu quo, en línea con la visión de poder e interés nacional planteada por autores como Morgenthau. La combinación de la línea de los nueve trazos, la construcción de islas artificiales y la creación de la reserva natural revela un uso sofisticado de herramientas jurídicas, ambientales y militares para avanzar objetivos estratégicos.

En consecuencia, el movimiento chino abre un nuevo frente en la competencia regional: el ambientalismo como instrumento de disputa territorial. La reacción filipina vuelve a poner de relieve la fragilidad del equilibrio en el Indo-Pacífico y plantea interrogantes sobre cómo Beijing seguirá integrando mecanismos legales, discursos ambientales y capacidades marítimas para reforzar sus intereses en la zona.
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Qué excelente análisis, muy capa Fabi 👏🏼📌