Los gobiernos de Ruanda y la República Democrática del Congo están utilizando patrocinios en clubes europeos para promover sus marcas turísticas, mientras se acusan mutuamente de alimentar el conflicto en Kivu Norte, trasladando la disputa al ámbito deportivo internacional. Ruanda inició esta tendencia con su campaña “Visit Rwanda”, asegurando acuerdos con el Arsenal FC y el Paris Saint-Germain. A esta lista se sumó en 2023 el Bayern Múnich.

Según la Junta de Desarrollo de Ruanda (RDB), el objetivo es aprovechar la audiencia global del fútbol para posicionar al país como un destino turístico y un centro de negocios. Sin embargo, reportes de agosto de 2025 señalan que el Bayern Múnich modificará su acuerdo comercial, orientado al desarrollo del fútbol juvenil. Informes de la prensa alemana sugieren que este cambio responde a las críticas recibidas por la asociación.
El conflicto como eje del debate
La tensión principal surge de las denuncias contra el gobierno de Kigali, un aliado clave de Estados Unidos en la región. La República Democrática del Congo y sus aliados acusan a Ruanda de respaldar al Movimiento 23 de Marzo (M23), una milicia rebelde que combate al ejército congoleño en la provincia de Kivu Norte.
Estas afirmaciones se basan en informes del Grupo de Expertos de las Naciones Unidas sobre la RDC. Dichos documentos, entregados al Consejo de Seguridad, alegan la presencia de tropas de las Fuerzas de Defensa de Ruanda (RDF) en territorio congoleño y el apoyo logístico al M23, exacerbando la violencia en la región.
Ante este escenario, la canciller congoleña Thérèse Kayikwamba Wagner envió cartas formales en febrero de 2025 a los clubes patrocinados, instándolos a rescindir sus contratos. En sus misivas, Wagner calificó los acuerdos de “manchados de sangre”, bajo el argumento de que los fondos ruandeses provienen de lo que ella denuncia como el “saqueo de recursos” congoleños, confrontando a las instituciones deportivas con las implicaciones éticas de sus alianzas.
La competencia de marcas país
Paralelamente, Kinshasa presentó su propia campaña de patrocinio bajo las marcas “Visit DRC” y “Cœur d’Afrique” (Corazón de África); esta iniciativa se materializó en acuerdos con equipos como el FC Barcelona y el AC Milán. Según la prensa internacional, el convenio con el club catalán —estimado en 44 millones de euros— incluye el logotipo de la campaña en las equipaciones de entrenamiento del club. Con esta acción, las autoridades congoleñas intentan competir en visibilidad y destacar la riqueza natural del país frente a la propuesta ruandesa.
No obstante, la inversión de la RDC en el fútbol europeo ha generado críticas internas y externas debido al contexto social del país. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) advierte que la nación atraviesa una grave crisis, con más de siete millones de desplazados internos, forzados a huir principalmente por la recrudecida violencia armada en las provincias del este. Diversos observadores y críticos locales han cuestionado públicamente la decisión de priorizar el gasto en publicidad turística internacional sobre la urgencia humanitaria.
El dilema de los Clubes Europeos
La situación sitúa a los equipos de fútbol en una posición compleja entre sus intereses comerciales y la geopolítica. Organizaciones como Human Rights Watch han criticado públicamente estos patrocinios, describiéndolos como intentos de mejorar la reputación gubernamental ante denuncias de abusos. Estas declaraciones han aumentado la presión sobre las directivas de los clubes para aplicar una revisión más estricta sobre derechos humanos al elegir socios estatales, evidenciando la conexión directa entre el deporte de élite y la política internacional.
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