El nuevo informe de Aprobación Presidencial del Observatorio Pulsar.UBA muestra que, pese al impacto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la mayoría de los líderes del mundo transita 2025 con niveles de aprobación estables. El promedio global se mantiene en 38%, con una brecha cada vez más marcada entre los mandatarios que capitalizan la tensión externa y aquellos que enfrentan desgaste doméstico. En ese tablero, Claudia Sheinbaum continúa como la líder mejor evaluada a nivel internacional.

Según el relevamiento, Sheinbaum sostiene un promedio de 77% sin variaciones desde que asumió, impulsada por un clima económico estable y una gestión ordenada del conflicto con Washington. Su caso destaca dentro del grupo de mandatarios que se posicionan como “rivales” de Donald Trump, donde también sobresalen Mark Carney en Canadá (52%) y Lula da Silva en Brasil (44%), ambos con desempeños sólidos pese al entorno global adverso.
En el otro extremo, Europa aparece como el epicentro del desgaste político. Emmanuel Macron (22%), Keir Starmer (23%), Friedrich Merz (27%) y Pedro Sánchez (33%) conforman el núcleo más consistente de baja aprobación del semestre. El informe señala que estos gobiernos enfrentan un patrón común: fragmentación interna, fatiga política y una ciudadanía crítica tras años de crisis encadenadas. La región vuelve a mostrar debilidad estructural y ausencia de liderazgos capaces de capitalizar la coyuntura internacional.
Los aliados de Trump
Entre los aliados de Trump, el desempeño es más homogéneo. Daniel Noboa se mantiene como uno de los mandatarios con mayor respaldo de su grupo (53%), mientras Javier Milei sostiene un promedio del 44%, confirmando un piso de apoyo estable pese a la volatilidad económica y a la agenda de reformas internas. En el mismo bloque, Giorgia Meloni sube a 39%, mientras que Dina Boluarte continúa como la dirigente peor evaluada del mundo, con apenas 3%.
El análisis del informe subraya que la política interna pesa más que el alineamiento internacional. La comparación entre Carney y Merz lo ilustra: ambos asumieron en medio de la escalada entre Washington y Beijing, pero solo el canadiense convirtió el contexto externo en un activo político. En Alemania, el desgaste acumulado y la inflación persistente limitaron cualquier posibilidad de capitalizar la crisis global, dejando al canciller Merz atrapado en una curva plana de aprobación.
El caso argentino aparece como un ejemplo particular dentro de los “amigos” de Trump. La sincronización entre las curvas de aprobación de Milei y Trump durante 2025 muestra que la alianza política entre ambos funcionó como un recurso interno para el gobierno argentino, especialmente en el período previo a las elecciones de medio término. El informe señala que el apoyo explícito de Washington tuvo impacto concreto en el equilibrio político doméstico.

La conclusión general es que la guerra comercial no produjo una crisis de legitimidad global. En vez de desestabilizar liderazgos, consolidó un mapa donde los estilos más personalistas y presidencialistas muestran mejor rendimiento que los gobiernos parlamentarios o de coalición. Mientras América del Norte absorbe la turbulencia con estabilidad y Sudamérica mantiene un equilibrio inesperado, Europa queda rezagada como el espacio donde la crisis global más erosiona a los gobiernos. El escenario confirma que, en tiempos de incertidumbre, la fortaleza interna sigue siendo la variable que ordena el poder internacional.
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