Un informe de EE.UU. afirma que China ejecutó una campaña de imágenes falsas y presión diplomática para afectar las ventas del caza Rafale tras el conflicto India–Pakistán, combinando desinformación digital, activismo diplomático y difusión de material manipulado para promocionar el caza J-35. La evaluación estadounidense se suma a un antecedente de inteligencia francesa que ya había denunciado acciones similares para desacreditar al avión de Dassault Aviation.

Según el reporte anual de la US–China Economic and Security Review Commission, Pekín desplegó cuentas falsas en redes sociales para difundir imágenes generadas por IA y capturas de videojuegos presentadas como restos de aeronaves indias derribadas durante la operación Sindoor, entre el 7 y el 10 de mayo. El objetivo —según el documento— fue amplificar la percepción de que India había perdido hasta seis cazas, incluidos Rafale, pese a que las evaluaciones disponibles señalan que solo tres aparatos habrían sido derribados y no todos corresponderían al modelo francés.
El informe estadounidense coincide con una evaluación de inteligencia militar francesa difundida en julio, que sostuvo que China instruyó a agregados de defensa en embajadas extranjeras para desacreditar el desempeño del Rafale y promover cazas chinos como el J-10, el FC-31 y, más recientemente, el J-35. El reporte francés, citado por Associated Press, indica que funcionarios chinos replicaron narrativas de rendimiento negativo en reuniones con autoridades militares de países compradores, entre ellos Indonesia, que ya había suscrito contratos por 42 aeronaves y evaluaba ampliar su flota.
Ambos informes señalan que la campaña combinó diplomacia activa y desinformación digital. Miles de cuentas creadas durante la crisis difundieron videos manipulados, recreaciones artificiales y simulaciones de videojuegos que buscaban instalar la idea de un fracaso operacional del Rafale. Analistas consultados por los servicios franceses destacaron que China apuntó directamente a mercados donde Francia ha logrado avances significativos, especialmente en Asia Occidental y el Sudeste Asiático.
La confrontación aérea entre India y Pakistán en mayo marcó el punto de partida de esta operación informativa. Pakistán afirmó haber derribado cinco aviones indios, incluidos tres Rafale. La Fuerza Aérea Francesa reconoció una sola pérdida de un Rafale, además de un Sukhoi y un Mirage 2000, mientras India se abstuvo de detallar cifras. La Comisión estadounidense sostiene que China “aprovechó el conflicto como campo de observación” para evaluar su propio equipamiento desplegado por Pakistán, incluidos los misiles PL-15, el sistema HQ-9 y los cazas J-10, todos empleados en combate real por primera vez.

En paralelo, la Comisión indica que el ejército indio acusó a China de proporcionar “información en vivo” a Pakistán sobre posiciones indias durante la escalada, una acusación negada por Islamabad y no confirmada por Pekín. Para Nueva Delhi, el episodio reforzó la percepción de un eje operacional sino-paquistaní en un entorno donde ambos países realizaron ejercicios militares conjuntos en 2024 y 2025, incluyendo el ejercicio antiterrorista Warrior-VIII y la participación china en las maniobras navales AMAN.
El reporte subraya que la campaña china tuvo también un componente comercial. Tras el conflicto, Pekín ofreció a Pakistán un paquete que incluía 40 cazas J-35, aeronaves de alerta temprana KJ-500 y sistemas defensivos adicionales. Pakistán elevó su presupuesto de defensa para 2025–2026 en un 20 %, hasta los US$9.000 millones, consolidando a China como su principal proveedor, responsable del 82 % de sus importaciones militares entre 2019 y 2023.
Para Francia, el impacto reputacional fue un elemento central. Con 533 Rafale vendidos —de los cuales 323 exportados— el modelo es un símbolo de autonomía estratégica e industrial. El Ministerio de Defensa francés afirmó que la campaña buscó “erosionar la credibilidad” de Francia como proveedor confiable en el Indo-Pacífico. El general Jérôme Bellanger, jefe de la Fuerza Aérea francesa, admitió que “todas las naciones que compraron Rafale se hicieron preguntas”, aunque insistió en que no existe evidencia que indique bajo rendimiento técnico.
A nivel geopolítico, especialistas coinciden en que la ofensiva se inscribe en la estrategia china para limitar la penetración militar occidental en el Indo-Pacífico. Como señaló el analista Justin Bronk, del Royal United Services Institute, “desde la perspectiva de Pekín, aprovechar el desempeño —o el presunto desempeño— de sistemas paquistaníes para competir con el Rafale es lógico dentro de su campaña de influencia regional”.
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