La creciente fricción entre Washington y Caracas en el mar Caribe está reconfigurando las posiciones diplomáticas dentro de la Unión Europea, considerando que Alemania ha pedido a EE.UU. y Venezuela que encuentren una solución diplomática al incremento de las hostilidades. En un escenario dominado por el despliegue de portaaviones, patrullas marítimas y operaciones estadounidenses contra lanchas sospechadas de narcotráfico, Alemania emergió como el actor europeo más insistente en exigir claridad jurídica y contención militar.

Mientras algunos gobiernos del bloque adoptan una postura más crítica hacia la Casa Blanca, Berlín evita alineamientos automáticos y prioriza la necesidad de explicaciones formales por parte de Estados Unidos antes de respaldar cualquier operación en alta mar. Pero el incremento de activos militares estadounidenses en el Caribe despertó inquietud en varias capitales europeas, como Francia y España que marcaron distancia y rechazaron de forma explícita algunas acciones de Washington. Reino Unido, por su parte, redujo su intercambio de inteligencia para no quedar asociado a posibles violaciones del derecho internacional, mientras que el resto del bloque opta por declaraciones medidas.
Berlín exige explicaciones jurídicas a Washington
El portavoz del Ministerio Federal de Relaciones Exteriores, Josef Hinterseher, reiteró que Alemania carece de información suficiente para evaluar la legalidad de las acciones estadounidenses y sostuvo que cualquier intervención debe regirse estrictamente por el derecho internacional. “Corresponde a Estados Unidos explicar cómo interpreta este marco jurídico y cuál es la base de su actuación”, sostuvo.

Hinterseher subrayó que los ataques contra embarcaciones vinculadas al narcotráfico en aguas internacionales también deben ser examinados bajo ese estándar, y que la prioridad alemana es evitar una escalada que ponga a la región al borde de un conflicto abierto. Efectivamente, el análisis jurídico dentro de la UE se está volviendo más crítico.
Expertos consultados por DW advierten que el argumento estadounidense de considerar a los cárteles como actores “equiparables a grupos terroristas” para justificar operaciones ofensivas crea un precedente riesgoso. Principalmente, porque este tipo de “doctrina” erosiona la soberanía de los Estados latinoamericanos y amplía peligrosamente el alcance de operaciones militares extraterritoriales, además de que mezcla conceptos de lucha antidrogas, contraterrorismo e intervenciones políticas. Para países como México y Colombia —ya golpeados por la violencia narco— este giro conceptual genera profundas suspicacias.
Te puede interesar: Por qué Venezuela es clave para la estrategia de Trump en América Latina













