El Gobierno de Ecuador anunció que, de prosperar la reforma constitucional planteada para el próximo referéndum, el país podría acoger dos bases de Estados Unidos: una con carácter militar y otra orientada a tareas de seguridad pública. Esta propuesta marca un giro en la política de defensa nacional tras el endurecimiento la lucha contra el crimen organizado en la región.

En este sentido, el ministro del Interior, John Reimberg, confirmó que una de las bases estará ubicada en Manta y la otra en Salinas, ambas ciudades costeras en el litoral continental. Reimberg indicó que “queremos atacar con todas las fuerzas a los grupos criminales (…) trabajar en conjunto en dos bases donde nuestro personal pueda intervenir en el manejo de información es lo que necesitamos”.
Una de las instalaciones, aunque todavía no se especificó cuál, estaría bajo gestión del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, lo que sugiere que no se trata exclusivamente de una base militar tradicional, sino también de un centro de inteligencia, fiscalización fronteriza y ciberseguridad.
Esta iniciativa se enmarca en un escenario de crisis de seguridad y lucha contra el narcotráfico en Ecuador y en la región. Desde que el presidente Noboa declaró en 2024 un “conflicto armado interno” con las bandas criminales y las calificó de “terroristas”, el país experimentó un fuerte repunte de homicidios y operaciones del narcotráfico marítimo.
Ecuador, gran aliado de Estados Unidos
Además, forma parte de la estrategia de Estados Unidos en la región. Recientemente, la secretaria Kristi Noem visitó Manta y Salinas junto a las más altas autoridades ecuatorianas, en lo que fue su segunda visita en apenas tres meses. En ese marco, destacó a Ecuador como un “excelente” socio en la lucha contra el narcotráfico, la migración ilegal y el contrabando.
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