El portaaviones más avanzado de la Armada de Estados Unidos, el USS Gerald R. Ford (CVN-78), cruzó esta semana el Estrecho de Gibraltar rumbo al Atlántico para incorporarse al área de operaciones del Comando Sur (SOUTHCOM), según confirmó el Departamento de Guerra estadounidense. La maniobra refuerza la presencia militar norteamericana en el Caribe y América del Sur, en el marco de la campaña ordenada por el presidente Donald Trump para “desmantelar organizaciones criminales transnacionales y contrarrestar el narco-terrorismo”.

El vocero del Pentágono, Sean Parnell, aseguró que la presencia reforzada “incrementará la capacidad para detectar, monitorear y desarticular actores ilícitos que amenazan la seguridad del hemisferio occidental”. El Ford se une así a una fuerza ya desplegada en la región que incluye bombarderos B-1 y B-52, drones MQ-9 Reaper, cazas F-35B del Cuerpo de Marines con base en Puerto Rico y el grupo anfibio USS Iwo Jima (LHD-7).
Un cambio estratégico: Washington mira al sur
La partida del Gerald R. Ford deja a Estados Unidos sin portaaviones operativos en Europa ni en Medio Oriente, un hecho poco común desde la posguerra. Hasta ahora, la nave había encabezado los ejercicios Neptune Strike 2025 de la OTAN en el Mediterráneo y tenía previsto continuar su despliegue europeo hasta fin de año.
La decisión marca una reorientación estratégica hacia el hemisferio occidental, en línea con la doctrina de “seguridad extendida” impulsada por el secretario de Guerra Pete Hegseth, que prioriza el control marítimo del Atlántico occidental y la vigilancia de rutas ilícitas. Analistas de defensa advierten que el movimiento reconfigura el tablero naval estadounidense, trasladando activos desde escenarios euroasiáticos hacia su zona de influencia directa.

Además, el despliegue del Ford coincide con una escalada de tensiones entre Washington y Caracas, tras más de 17 ataques estadounidenses contra embarcaciones que el Pentágono vincula al Tren de Aragua y a redes “narco-terroristas” apoyadas por Venezuela. El gobierno de Nicolás Maduro calificó la presencia del portaaviones como “una provocación imperial” y ordenó reforzar su defensa costera y aérea. Paralelamente, Colombia y México expresaron preocupación por el uso de fuerza letal extraterritorial sin coordinación regional, mientras que Naciones Unidas cuestionó la legalidad de los ataques bajo la doctrina de “autodefensa ampliada”.
La mayor concentración naval en el Caribe desde la Crisis de los Misiles
Con más de 100.000 toneladas de desplazamiento, el USS Gerald R. Ford es el buque de guerra más grande y tecnológicamente avanzado jamás construido. El grupo de ataque del Ford (CSG-12) incluye cuatro destructores Arleigh Burke, un submarino de ataque y cerca de 70 aeronaves del Carrier Air Wing 8, entre ellas F/A-18 Super Hornet, EA-18G Growler, E-2D Hawkeye y MH-60 Seahawk. Su presencia brinda a SOUTHCOM un centro de comando móvil y una capacidad de vigilancia permanente sobre el Caribe, sin necesidad de nuevos acuerdos de base.

Su sistema de catapultas electromagnéticas y radares de doble banda permite operaciones aéreas más rápidas y seguras, mientras que su tripulación —más de 4.500 personas— lo convierte en una auténtica ciudad flotante. Cada destructor de escolta puede lanzar hasta 96 misiles Tomahawk, y el submarino de ataque que acompaña al grupo añade una capa de disuasión silenciosa. De acuerdo con la doctrina naval estadounidense, los grupos de ataque de portaaviones tienen como misión “ganar y sostener la superioridad marítima, proyectar poder en tierra y apoyar operaciones conjuntas” y, en la práctica, son la herramienta más visible del poder naval de EE.UU. y un instrumento político de primera magnitud.
En conjunto, la llegada del Ford representa el mayor despliegue de fuerza naval estadounidense en el Caribe desde 1962, cuando la crisis con la Unión Soviética llevó al mundo al borde de la guerra nuclear. Hoy, el escenario es distinto, pero el mensaje es similar: disuasión, control regional y proyección de poder en un momento de inestabilidad hemisférica.
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