El ministro de Defensa japonés, Shinjiro Koizumi, afirmó que Tokio debe debatir la posibilidad de sumar submarinos de propulsión nuclear a su flota, luego de que el presidente estadounidense Donald Trump autorizara a Corea del Sur a construir este tipo de unidades. La declaración representa un giro relevante en la política de defensa marítima japonesa, tradicionalmente limitada a plataformas convencionales de propulsión diésel-eléctrica.
Durante una entrevista televisiva el 6 de noviembre, Koizumi señaló que “el entorno de seguridad que rodea a Japón se ha vuelto tan severo que debemos discutir si continuar con los sistemas diésel o avanzar hacia submarinos de propulsión nuclear”. La discusión se enmarca en el fortalecimiento de las capacidades navales de los países del noreste asiático, donde China ya opera submarinos nucleares y Corea del Norte ha anunciado su intención de desarrollarlos dentro de su plan quinquenal de modernización militar.
La declaración de Koizumi se produce tras la cumbre entre Donald Trump y el presidente surcoreano Lee Jae-myung, realizada el 29 de octubre, en la que Seúl solicitó autorización para recibir combustible nuclear con fines militares. Un día después, el mandatario estadounidense anunció que había aprobado la construcción de submarinos nucleares surcoreanos, en un movimiento que reconfigura el equilibrio estratégico de Asia Oriental.

El debate sobre el desarrollo de este tipo de plataformas ya se encontraba presente en la agenda japonesa. En septiembre, un panel de expertos del Ministerio de Defensa recomendó estudiar fuentes de energía “de próxima generación” para los futuros submarinos equipados con sistemas de lanzamiento vertical (VLS), destinados a capacidades de contraataque. En paralelo, el acuerdo de coalición firmado el 20 de octubre entre el Partido Liberal Democrático (PLD) y el Nippon Ishin no Kai (Partido de la Innovación de Japón) incluyó la intención de promover el desarrollo de submarinos con fuentes de energía avanzadas, aunque sin mencionar explícitamente la opción nuclear.
Desde el punto de vista técnico, los submarinos de propulsión nuclear ofrecen mayor autonomía, velocidad sostenida y permanencia submarina, características críticas para operaciones de disuasión y vigilancia prolongada en el mar de China Oriental y el Pacífico occidental. Sin embargo, Tokio enfrenta obstáculos económicos, tecnológicos y legales.
El Artículo 2 de la Ley Básica de Energía Atómica limita el uso de la energía nuclear a fines exclusivamente pacíficos, lo que podría generar controversias sobre la legalidad de un programa de submarinos nucleares, incluso si no se emplea con armamento atómico. Además, la inversión inicial y los costos de operación de una flota nuclear superan ampliamente a los de los submarinos diésel de la clase Taigei, actualmente en servicio.
Un funcionario del Ministerio de Defensa citado por The Asahi Shimbun advirtió que “existen numerosos desafíos, incluidos los costos, la tecnología y la compatibilidad con la ley; las discusiones internas apenas han avanzado”. Aun así, la presión estratégica derivada del avance chino y la autorización estadounidense a Corea del Sur podrían acelerar el debate político y doctrinario sobre el rol de Japón en la disuasión regional.
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