Altos mandos militares del Reino Unido han sugerido la posibilidad de compartir armas nucleares con Alemania, como parte de una nueva arquitectura defensiva europea frente al creciente desafío estratégico que representa Rusia.
La propuesta, difundida por The Telegraph, surge en el marco de la intensificación del conflicto en Ucrania, los ejercicios militares rusos en el Ártico y las recientes sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa a las principales petroleras rusas, Rosneft y Lukoil, medidas que Moscú calificó como “actos de guerra”.

Una Europa nuclearizada
Fuentes del Ministerio de Defensa británico confirmaron que Londres mantiene conversaciones exploratorias con Berlín para ampliar la cooperación estratégica, aunque descartaron que existan, por el momento, planes concretos para compartir ojivas.
Sin embargo, voces influyentes como las del ex secretario general de la OTAN, Lord Robertson, consideran que el debate es inevitable:
“Si Rusia continúa desplegando retórica nuclear, Europa deberá tomar decisiones difíciles sobre su propia disuasión”, afirmó el ex jefe de la Alianza Atlántica.
La propuesta se enmarca en una tendencia más amplia dentro de la OTAN: la búsqueda de mayor autonomía europea ante la posibilidad de un repliegue estadounidense, en un contexto donde la administración Trump ha priorizado la contención de China y el refuerzo del Comando Sur en el hemisferio occidental.

El contexto militar y tecnológico
El Reino Unido cuenta actualmente con alrededor de 250 ojivas nucleares operadas por la Royal Navy a bordo de sus submarinos de la clase Vanguard, armados con misiles Trident II D5. Francia, por su parte, mantiene cerca de 300 cabezas nucleares y ya se encuentra en “conversaciones estratégicas” con Alemania para extender su paraguas disuasorio sobre Europa Central.

El primer ministro Keir Starmer confirmó además la adquisición de 12 cazas F-35A con capacidad nuclear, destinados a reforzar la capacidad aérea de disuasión británica.
El debate no está exento de críticas. El ex jefe del Estado Mayor, Field Marshal Lord Houghton, advirtió que “la idea de un disuasivo continental compartido puede ser sensata o una locura, dependiendo de cuánto se confíe en la cohesión europea”.
Por su parte, el general Sir Richard Barrons recordó las dificultades políticas y técnicas de un sistema nuclear multinacional:
“Intentar que treinta naciones lleguen a un consenso bajo presión, mientras Rusia actúa bajo una sola cadena de mando, es inviable.”
De la cooperación al frente común
El Reino Unido y Alemania ya han dado pasos en esa dirección. En octubre de 2024, ambos países firmaron el Acuerdo de Trinity House, que prevé el despliegue de aeronaves alemanas P-8 Poseidon en la base británica de RAF Lossiemouth, operaciones conjuntas de caza submarina en el Atlántico Norte, el desarrollo de misiles de largo alcance y una nueva cooperación en ciberdefensa.
El pacto incluyó también la apertura a conversaciones sobre “capacidades nucleares compartidas”, aunque Londres aclara que la decisión de emplear su arsenal estratégico sigue siendo prerrogativa exclusiva del primer ministro.
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