Rusia volvió a plantear sus condiciones para alcanzar un acuerdo de paz en Ucrania mediante un “non-paper” diplomático enviado a Estados Unidos durante el fin de semana, según reveló Reuters. El documento informal —una práctica habitual en la diplomacia cuando se busca transmitir posiciones sin dejar constancia oficial— reafirma la exigencia rusa de controlar la totalidad del Donbás, en contraposición con la postura del presidente estadounidense Donald Trump, quien propuso mantener los frentes donde están.

El texto también incluye el reclamo ruso de que no se desplieguen tropas de la OTAN en territorio ucraniano, condición que Moscú considera innegociable para cualquier acuerdo. Ni la Casa Blanca ni la embajada rusa en Washington respondieron a los pedidos de comentario sobre el envío del documento.
Un mensaje a Washington y una advertencia para Kiev
El “non-paper” llega en medio de crecientes dudas sobre la realización de la cumbre Trump–Putin en Budapest, que había sido anunciada por el propio mandatario estadounidense tras su conversación telefónica con el líder ruso. Funcionarios de la Casa Blanca aclararon el martes que “no existen planes inmediatos” para dicho encuentro, lo que sugiere que las negociaciones están estancadas.
La comunicación rusa busca presionar a Washington y a Kiev para aceptar una solución basada en cesiones territoriales formales en el Donbás, a cambio de pequeños ajustes en las regiones de Zaporiyia y Jersón. Sin embargo, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski habría rechazado esta fórmula durante su reciente reunión privada con Trump, según fuentes diplomáticas.
La diplomacia del “non-paper” y la nueva fase del conflicto
El uso de un “non-paper” —instrumento característico de las negociaciones en la sombra— sugiere que Moscú intenta mantener canales discretos de diálogo con Washington sin comprometer su posición pública. Desde 2022, el Kremlin busca legitimar sus ocupaciones a través de acuerdos parciales o reconocimiento de facto, y esta nueva maniobra encaja con esa estrategia.

Para Estados Unidos, la reiteración de las demandas rusas implica una ruptura con los lineamientos de paz que Trump intenta impulsar, centrados en congelar las líneas actuales del frente y forzar un alto el fuego inmediato. La negativa de Moscú deja en evidencia que las expectativas de un acuerdo rápido se desvanecen y que la guerra podría entrar en una nueva fase de desgaste diplomático.
El envío del documento ocurre en un momento en que Rusia intenta capitalizar las divisiones internas de Occidente, mientras Washington equilibra su apoyo a Ucrania con la agenda electoral y la negociación de un posible entendimiento nuclear con Moscú. Para el Kremlin, el “non-paper” representa una forma de testear la disposición estadounidense a aceptar un rediseño territorial de Ucrania, sin exponerse a una reacción pública inmediata.
En el plano militar, los analistas coinciden en que Rusia busca ganar tiempo mientras consolida su control sobre los territorios ocupados y reorganiza su aparato logístico en el sur y el este de Ucrania. La insistencia en el Donbás, por tanto, no solo tiene valor simbólico, sino estratégico: garantiza una base industrial y un corredor terrestre hacia Crimea.
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