Funcionarios de la Casa Blanca de Trump están evaluando una posible reunión con Kim Jong Un durante el próximo viaje por Asia, según aseguran medios internacionales como CNN. Por ahora no hay gestiones logísticas ni contacto directo con Pyongyang, y un acercamiento previo de Trump a inicios de año habría sido rechazado por Corea del Norte, mientras el equipo presidencial mantiene abierta la opción de un encuentro si se alinean las condiciones.
Por qué el contacto con Pyongyang sigue frío
Hasta el momento, las fuentes apuntan a deliberaciones internas sin que existan preparativos concretos: no se han iniciado arreglos logísticos ni canales formales con Pyongyang, y, según los reportes citados por CNN, intentos de contacto de Trump a inicios de año no prosperaron. La Casa Blanca no respondió de inmediato a solicitudes de comentario, y no fue posible verificar de forma independiente la información.

La posibilidad de una reunión en Asia evocaría el precedente de 2019 en la Zona Desmilitarizada, cuando Trump y Kim Jong Un escenificaron un gesto diplomático con alto impacto simbólico pero resultados limitados en desnuclearización. Hoy, un encuentro requeriría señales claras de Pyongyang y un cálculo de costos/beneficios para Washington en plena agenda regional, por lo que, por ahora, el escenario es de “esperar y ver”.
El pedido de Kim a Washington
En su discurso ante la Asamblea Suprema del Pueblo a fines de septiembre, Kim Jong Un dejó abierta la puerta a un diálogo con Estados Unidos siempre que Washington abandone lo que llamó la “obsesión” por la desnuclearización. Recordó sus “buenos recuerdos” personales de encuentros previos con Trump, pero reafirmó que no entregará el arsenal nuclear ni lo intercambiará por alivio de sanciones. La condición de Pyongyang busca reencuadrar la agenda, de exigencias de desarme a un esquema de coexistencia que reconozca a Corea del Norte como estado nuclear de facto, sin ceder capacidad estratégica.

Recientemente, Pyongyang defendió la producción de materiales y armamento y criticó los ejercicios conjuntos entre EE.UU. y Corea del Sur. En clave práctica, la apertura del líder norcoerano sugiere que un eventual encuentro Trump–Kim dependerá de señales claras desde Washington sobre el marco de negociación (alivio de sanciones, medidas de confianza, congelamientos verificables), más que de la logística o del lugar en Asia. Es decir, hay espacio táctico para una foto, pero sin ajustes en las líneas rojas nucleares difícilmente habrá avances sustantivos.
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