La frágil tregua en la Franja de Gaza volvió a tensarse este domingo luego de que las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) confirmaran ataques aéreos y de artillería contra objetivos en el sur del enclave, en la zona de Rafah. La operación, según Israel, fue una respuesta “a un ataque con misil antitanque y fuego de armas automáticas” contra tropas israelíes desplegadas en tareas operativas bajo el actual alto el fuego. Desde Hamas rechazaron la versión, afirmaron desconocer incidentes en la zona y acusaron a Israel de violar deliberadamente el acuerdo.

Presión interna en Israel y advertencia en Washington
El episodio activó tensiones dentro del propio gobierno israelí. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, líder del ala ultranacionalista de la coalición de Benjamin Netanyahu, exigió “retomar la ofensiva militar total” en Gaza y amenazó con romper la coalición si no se avanza en la destrucción definitiva de Hamas y la implementación de la pena de muerte para terrorismo. Las declaraciones exponen la inestabilidad política en Tel Aviv y la presión que enfrenta Netanyahu para sostener la tregua sin fracturar su gobierno.

Desde Washington, el Departamento de Estado advirtió que posee “informes creíbles” de que Hamas podría estar planeando ataques contra civiles palestinos en Gaza para provocar el colapso del alto el fuego. La Casa Blanca insistió en que cualquier violación “grave y directa” del acuerdo será considerada una amenaza al proceso diplomático liderado por Estados Unidos.
Según trascendió, existe un plan preliminar para que el vicepresidente estadounidense JD Vance viaje a Medio Oriente en los próximos días junto al enviado especial Steve Witkoff, una señal del involucramiento directo de la administración Trump en la continuidad del acuerdo.
Un alto el fuego que depende de la política
Las hostilidades intermitentes evidencian que el cese de fuego aún no logró consolidarse como un punto de inflexión en el conflicto. Sin mecanismos claros de verificación y con presiones políticas contrapuestas en ambos bandos, las posibilidades de una paz duradera parecen todavía lejanas.

Mientras tanto, la situación humanitaria en Gaza sigue siendo crítica y cualquier reactivación del conflicto podría desatar una nueva ola de desplazamientos y víctimas civiles.
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