El destino de Bolivia se definirá este domingo 19 de octubre en una instancia de balotaje, como resultado de la primera vuelta de agosto en la que ningún candidato obtuvo los votos necesarios para consagrarse como ganador. Escenario Mundial se encuentra en La Paz para realizar la cobertura de las elecciones más importantes en 20 años en uno de los países más aislados de la región, y en un contexto crítico a nivel político, económico e institucional.
La primera vuelta se resume en un episodio de encuestas engañosas y candidatos que cantaban victoria antes de tiempo, y le avisaron a sus voceros qué talle de traje usan por si ganaban en primera vuelta -me lo confirmó una fuente-, emergió un nombre nuevo, que no era tenido en cuenta: Rodrigo Paz (Partido Democrático Cristiano) que obtuvo el 32,14% de los votos en agosto pasado. En segundo lugar, Jorge “Tuto” Quiroga (Libertad y Democracia), obtuvo el 26,8% de los sufragios, según los resultados oficiales.
Lo que transforma esta elección en un evento único es el fin del Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales. El pobre desempeño del partido -que a inicios de siglo se consolidó al reducir la desigualdad y con crecimiento económico- no logró conducir al 100% un sistema político inestable en los años siguientes: desde la convocatoria a una Asamblea Constituyente y la aprobación por referéndum de la nueva Constitución, pasando por el 21F que rechazó habilitar un tercer mandato, las elecciones ganadas entre denuncias de fraude y la renuncia de Morales bajo presión militar, hasta la controvertida asunción de Jeanine Áñez y, luego, la victoria de Luis Arce. Esta elección, así, clausura un ciclo hegemónico y abre otro en el que un MAS fracturado, pierde poder en la Asamblea Legislativa Plurinacional y a nivel discursivo, en el que los supuestos delfines y sucesores de Evo, fragmentaron las bases del partido más importante de Bolivia.
¿Quién gobernará Bolivia?
Ahora, le tocará gobernar al centro o la derecha liberal. El abanico electoral no sale de estas dos opciones en términos ideológicos, pero primero se deberá decidir quién de los dos candidatos presidirá el país convulsionado en una crisis triádica: económica, institucional y social, que el gobierno de Luis Arce tuvo como principal desafío en su gestión resolver estos vértices deformados.
Líder del Partido Demócrata Cristiano, Rodrigo Paz, fue el cisne negro de la jornada electoral de agosto al obtener el primer lugar sobre “Tuto” Quiroga y Samuel Doria Medina -establecido como ganador en muchas encuestas previo al 17 de agosto-. Paz es una figura que no se encontraba en los apuntes de los analistas, hijo del expresidente durante 1989-1993, Jaime Paz Zamora, y nacido en España, durante el exilio de su padre, que se dio en el contexto de la dictadura militar boliviana.
El triunfo de Paz le abrió las puertas a poder llegar a la Casa Grande del Pueblo. El centroderechista fue de los que menos invirtió en la campaña, a comparación de los gastos millonarios en redes sociales de sus contrincantes. Paz capitalizó el voto de Jaime Dunn, un economista outsider liberal que fue inhabilitado para participar por el Tribunal Supremo Electoral, por la existencia de deudas pendientes con el Estado. Su inicio en la política fue en el año 2002, cuando fue electo diputado, actualmente es senador de la oposición, y este domingo podría ser presidente.
Otra pieza clave del ascenso de Paz fue su candidato a vicepresidente. Se trata del expolicía Edman “capitán” Lara, que fue detenido en 2022 y expulsado de las fuerzas tras denunciar corrupción en la Policía Nacional. Hoy convertido en un influencer con mucho alcance en redes sociales, lo que explica también por qué Paz no destinó inversión en esos medios. El perfil de Lara es combativo y su presencia fuerte en redes ampliaron el voto anti-establishment y le dieron a Paz un sello de mano dura y anticorrupción.
Desde el partido de “Tuto” Quiroga, buscan anticiparse a una victoria de Paz y no subestimar su performance, como sucedió en agosto, y sacaron las cartas del pasado para relacionar al candidato con el socialismo. En su pasado, Paz habría militado en la Juventud Socialista, y su padre pertenecía a la Izquierda Revolucionaria.
Jorge “Tuto” Quiroga, candidato de Libre, expresidente de Bolivia entre 2001 y 2002, y principal arremetedor contra el MAS, tiene la oportunidad de ser presidente, tras tres intentos fallidos. Un perfil tecnócrata que apuesta por una apertura económica hacia los mercados internacionales y que tiene como objetivo modernizar el Estado, con un “#CambioRadical”, según expuso en sus publicaciones en redes sociales. Además, fomenta una reforma institucional que asegure la independencia de la Justicia.
En política exterior planea revisar la pertenencia al Mercosur, al que define como una “cárcel comercial”, para firmar tratados bilaterales con Estados Unidos, Europa y Asia. Consultado por CNN, si aplicaría una suerte de motosierra como el presidente de Argentina, Javier Milei, respondió que utilizará “motosierra, machete, tijera y todo lo que encuentres” para aplicar “un recorte dramático de lo que eroga el Estado en bienes y servicios”. De hecho, algunos analistas lo describieron como el “Milei de Bolivia” a Quiroga.
La crisis económica boliviana
Además de lo político e institucional, Bolivia llega al balotaje en su peor crisis económico en 40 años. Con faltas de combustibles que provocan largas filas de kilómetros en las estaciones, escasez de alimentos y medicinas, y un Estado endeudado y sobredimensionado, que carga con empresas públicas deficitarias que no producen.

Según el Banco Mundial, junto con Haití, Bolivia es una de las dos economías de la región sin crecimiento previsto para 2025 y sin proyección positiva hasta 2027.
En su lema “capitalismo para todo”, el candidato Paz propone un plan económico en el que se lleven a cabo una serie masiva de cierres de empresas estatales deficitarias, levantar barreras a importaciones de bienes que Bolivia no produce y reducir gradualmente los subsidios a los combustibles.
Mientras que, “Tuto” Quiroga plantea un programa liberal: achicar el Estado, atraer inversión y ordenar las cuentas. Propone ajuste fiscal con menos ministerios, un préstamo del FMI por USD 12.000 millones para aliviar la falta de divisas y una reforma cambiaria con tipo de cambio único. Además, promete bajar impuestos, simplificar el esquema tributario y desburocratizar trámites para reactivar la inversión y el empleo formal.
En definitiva, Quiroga ofrece un “ajuste con inversión” cuyo éxito dependerá menos del plan y más de la ejecución: pactar mayorías para reducir ministerios y ordenar el fisco, unificar el tipo de cambio sin sobresaltos y restablecer seguridad jurídica para que lleguen dólares y empleo. Si logra anclar expectativas y contener los costos sociales, el giro puede traducirse en crecimiento; de lo contrario, quedará como otra promesa de estabilización.
Esta magnitud del deterioro forzó un raro consenso en los dos candidatos. Desde la primera vuelta coinciden en la necesidad de abrir la economía y achicar el Estado. Esa urgencia económica enmarca la elección y condiciona el rumbo del próximo gobierno desde el primer día.
En un país, donde, como sintetiza el trabajo de Facundo Cruz y Gastón Pérez Alfaro, “Después del terremoto”, “los cimientos han tambaleado más de una vez”. Bolivia llega al balotaje con recesión, desabastecimiento y un raro consenso pro-mercado de abrir, achicar y ordenar, por parte de los dos candidatos. Paz Promete cerrar empresas públicas en rojo, levantar las barreras a importaciones donde no haya producción local y desarmar subsidios; Quiroga ofrece “ajuste con inversión”, menos ministerios, unificación cambiaria y un paquete con el FMI.
La verdadera disputa ya no es el qué, sino el cómo: capacidad de pactar, gradualismo creíble y seguridad jurídica para convertir el diagnóstico compartido en resultados medibles -precios, combustibles y empleo- antes de que la inestabilidad vuelva a imponerse.
Gestionar un país con un MAS aún presente en las calles y un Morales decidido a condicionar el rumbo desde fuera del poder, será el principal desafío para quien gane la elección.
Te puede interesar: Elecciones en Bolivia – Terminó la hegemonía del MAS, Evo Morales falló y la derecha quedó a las puertas del poder













