China volvió a mostrar su poder militar con un desfile el pasado 3 de septiembre en Pekín, una exhibición que combinó fuerza simbólica y estrategia diplomática. El presidente Xi Jinping aprovechó el evento para enviar un mensaje al público interno y a la comunidad internacional, puntualmente a Estados Unidos y sus aliados. Sin embargo, la pregunta central permanece: ¿hasta qué punto el poder que exhibe China refleja su capacidad militar real?

En este sentido, dicho desfile presentó una amplia gama de unidades del Ejército Popular de Liberación (EPL), desde las fuerzas tradicionales —Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Fuerza de Cohetes— hasta las más recientes incorporaciones, como la Fuerza Aeroespacial, la Ciberespacial, la de Apoyo a la Información y la Logística Conjunta. Según las autoridades chinas, todos los sistemas mostrados fueron fabricados en el país, aunque varios de ellos se encontrarían aún en fase de desarrollo o disponibles en cantidades limitadas. Entre los equipos más destacados figuraron el bombardero H-6J con misiles de crucero YJ-12 y la nueva versión del misil balístico de alcance intermedio DF-26.
Uno de los momentos más significativos del evento fue la presentación conjunta de las tres ramas de la tríada nuclear china: el misil estratégico aéreo JL-1, el sistema intercontinental lanzado desde submarinos JL-3 y los misiles balísticos intercontinentales DF-61. El analista Garrett Exnerde afirma que la inclusión de estos sistemas reflejó la intención de Pekín de demostrar que su capacidad de disuasión nuclear se volvió más completa, con misiles de mayor alcance, precisión y capacidad de evasión frente a defensas antimisiles. Esta tríada busca consolidar a China como una potencia con respuesta nuclear creíble ante cualquier agresión.

Exnerde también sostiene que el desfile reveló el énfasis del EPL en la guerra tecnológica. Los drones, tanto aéreos como navales, ocuparon un papel central, mostrando la apuesta china por incorporar aeronaves no tripuladas de combate y sistemas robóticos capaces de operar en conjunto con aviones tripulados. La Armada, por su parte, exhibió nuevos buques y helicópteros robotizados diseñados para operaciones de reconocimiento, detección de minas y control marítimo, con el objetivo de fortalecer la vigilancia en zonas estratégicas como el estrecho de Taiwán.
China busca enviar un mensaje político a Estados Unidos y sus aliados
Más allá del despliegue militar, el evento tuvo un componente político. En su discurso, Xi Jinping instó al EPL a “salvaguardar firmemente la soberanía, la unidad y la integridad territorial de China”. El mensaje, dirigido tanto a Washington como a sus aliados, buscó posicionar a China como defensora del “lado correcto de la historia”.

El desfile, con la presencia de figuras como Vladímir Putin y Kim Jong-un, sirvió también para consolidar alianzas políticas y proyectar una imagen de cohesión entre Pekín, Moscú y Pyongyang. Sin embargo, especialistas sostienen que persisten dudas sobre la verdadera eficacia operativa del EPL. China no participó en un conflicto armado importante en décadas, y aunque su modernización militar avanza rápidamente, su capacidad para sostener operaciones complejas en escenarios reales sigue siendo un interrogante.
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