El Departamento de Estado estadounidense denunció que el Partido Comunista Chino mantiene una política sistemática de explotación laboral y persecución contra minorías étnicas y religiosas, especialmente los uigures en Xinjiang, en el marco de su Informe sobre Trata de Personas 2025. Según el documento, Pekín mantiene “una política o patrón” de explotación sistemática contra millones de personas, incluyendo prácticas de esclavitud moderna, trabajos forzados y detenciones arbitrarias.

China figura entre los 13 países señalados por Washington por implementar o tolerar estas prácticas, junto con Irán, Rusia, Corea del Norte, Cuba, Afganistán y Bielorrusia. El reporte subraya que el Partido Comunista Chino (PCCh) somete a los uigures, kazajos y kirguises en la región de Xinjiang a un esquema de “explotación laboral estatal”, bajo el pretexto de programas de “alivio de la pobreza” y “desarrollo económico”.
De acuerdo con el informe, el trabajo forzoso en la economía privada afecta a más de 17,4 millones de personas, mientras que 3,9 millones son víctimas de explotación impuesta directamente por el Estado. Estas formas de esclavitud moderna generan cerca de 236.000 millones de dólares anuales en ganancias ilegales, penetrando las cadenas globales de suministro de sectores clave como la agricultura, la manufactura y la construcción.
Xinjiang, el epicentro de la explotación
La región autónoma de Xinjiang, en el noroeste de China, se ha convertido en el símbolo de lo que Washington describe como una “pesadilla de trata de personas”. Según el informe, cientos de miles de uigures y miembros de otras minorías musulmanas han sido detenidos arbitrariamente y obligados a trabajar en condiciones de servidumbre en fábricas y campos agrícolas, muchas veces vinculados a empresas que exportan bienes al mercado global.

El congresista republicano John Moolenaar, presidente del Comité Selecto sobre el Partido Comunista Chino, calificó la situación como un “genocidio laboral”. “China está cometiendo un genocidio contra las minorías étnicas y religiosas de Xinjiang. Es una pesadilla de trata de personas bajo la cual cientos de miles de inocentes son encarcelados y obligados a trabajar en campos de concentración”, afirmó.
Washington acusa a Pekín de haber convertido la “reeducación laboral” en un instrumento político, disfrazando la coerción bajo la narrativa del desarrollo económico.
Reacción de Washington y endurecimiento de controles
El informe se publica en un contexto de creciente endurecimiento de la política estadounidense hacia el trabajo forzoso. En línea con la Uyghur Forced Labor Prevention Act, la administración Trump amplió la lista de sectores con “riesgo elevado de abuso laboral” e incorporó cinco nuevas industrias bajo vigilancia.
El Departamento de Trabajo mantiene un registro de 31 productos chinos elaborados con mano de obra infantil o forzada, 21 de los cuales se vinculan directamente con la región de Xinjiang. Entre ellos figuran textiles, componentes electrónicos y productos agrícolas.

El Departamento de Estado pidió a las empresas estadounidenses fortalecer la trazabilidad de sus cadenas de suministro para evitar complicidad indirecta con violaciones a los derechos humanos. El informe recomienda además incrementar las sanciones y reforzar la cooperación internacional en materia de transparencia laboral.
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