El debate sobre el papel de Rusia y el impacto de la guerra en Ucrania volvió a poner de manifiesto las divisiones internas dentro de la Unión Europea. Durante un diálogo en Copenhague, el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, y su par de Hungría, Viktor Orban, confrontaron visiones opuestas sobre cuál es la principal amenaza para el continente.

Mientras Tusk insistió en que la agresión rusa constituye un peligro existencial para Europa y un desafío directo para la OTAN, Orban relativizó el peso de Moscú y aseguró que el verdadero riesgo para la región es la estagnación económica y la pérdida de competitividad.
“Rusia no es la principal amenaza”
El líder húngaro sostuvo que Europa es más fuerte que Rusia en todos los indicadores clave: población, Producto Bruto Interno y gasto militar conjunto. “Somos 27 países, tenemos más de 400 millones de habitantes y gastamos más que Moscú en defensa. Entonces, ¿por qué deberíamos tener miedo?”, señaló.

Según Orban, el problema no es la fuerza de Rusia sino la falta de liderazgo y de unidad política en Bruselas. “La pregunta es si tenemos la capacidad de defender nuestros intereses juntos. Eso es lo que deberíamos hacer”, remarcó.
La postura de Polonia
El primer ministro polaco contestó de manera enfática, recordando los incidentes de violación del espacio aéreo polaco por drones rusos, las tensiones en la frontera con Bielorrusia y la creciente presión militar sobre Ucrania. “Las consecuencias de una victoria rusa serían dramáticamente peligrosas para Europa y para todo Occidente. Sí, esta también es nuestra guerra. En Polonia nadie tiene dudas de eso”, subrayó.

Más adelante, Tusk fue aún más directo: “Viktor Orban cree que no hay guerra. Yo creo que sí. Y la pregunta es, ¿de qué lado estás en este conflicto? Sabemos de qué lado está Polonia, de qué lado están la OTAN y Europa. Y lamentablemente, también sabemos de qué lado probablemente esté Hungría”.
Una división que debilita a la Unión Europea
El intercambio refleja una fractura recurrente en el seno de la Unión Europea y la OTAN. Mientras Polonia, junto a los países bálticos, lidera la presión para mantener el máximo apoyo militar y económico a Kiev, Hungría ha adoptado una línea más ambigua, muchas veces bloqueando o retrasando decisiones sobre sanciones y asistencia a Ucrania.
Esta diferencia estratégica no solo complica la toma de decisiones en Bruselas, sino que plantea un interrogante más profundo: hasta qué punto la UE podrá mantener la cohesión política frente a Moscú, en un momento en que la guerra en Ucrania se prolonga y la presión militar y económica aumenta en toda la región.
Te puede interesar: Tras la incursión de drones a su frontera, Polonia confirma que se entrenará con tropas de Ucrania













