La Fuerza Aérea de Ucrania reportó que en septiembre de 2025 se registró un aumento del 38% en los ataques combinados de drones y misiles rusos respecto de agosto, alcanzando un total de 5.636 drones y 187 misiles lanzados contra su territorio. El dato convierte al mes en uno de los más intensos de la guerra desde la invasión a gran escala iniciada en febrero de 2022, sólo por detrás del récord de julio pasado.

De acuerdo con los cálculos oficiales, los defensores ucranianos lograron derribar o neutralizar el 87% de los drones y más del 68% de los misiles, cifras que mantienen la efectividad de la defensa aérea en niveles similares a los de meses anteriores. Sin embargo, la presión constante de los ataques nocturnos rusos aumenta el desgaste del sistema de defensa y multiplica las bajas civiles en varias regiones del país.
La ofensiva aérea más grande de la guerra
La noche del 6 al 7 de septiembre quedó marcada como la mayor ofensiva aérea rusa hasta la fecha, con 810 drones y 13 misiles disparados en simultáneo. El ataque afectó a seis regiones ucranianas, incluida Kyiv, dejando un saldo de al menos cinco muertos y 41 heridos.

Otros episodios masivos se registraron entre el 19 y 20 de septiembre, cuando Rusia lanzó 619 municiones, y entre el 27 y 28 del mismo mes, con un total de 643 proyectiles y drones. Estos operativos muestran la capacidad rusa de sostener campañas de saturación aérea pese a las sanciones internacionales y las pérdidas en el frente.
Impacto humanitario y extensión del conflicto
El Monitoreo de Derechos Humanos de la ONU en Ucrania advirtió que los ataques de largo alcance están detrás del creciente número de víctimas civiles en el cuarto año de la invasión. Según el organismo, el 72% de las bajas de agosto ocurrieron en zonas cercanas a la línea del frente, principalmente en Donetsk y Jersón, lo que revela la vulnerabilidad de las poblaciones expuestas a bombardeos cotidianos.
El uso de drones de distinto alcance también multiplica los riesgos. Mientras los Shahed iraníes (denominados Geran por Rusia) siguen siendo la columna vertebral de los ataques, Moscú emplea también versiones más pequeñas, como los Gerbera, usados como señuelos para saturar la defensa aérea. A la vez, en el frente táctico proliferan los drones FPV de corto alcance, adaptados a partir de modelos comerciales.
Incursiones en el espacio aéreo de la OTAN
Septiembre también dejó un hecho inédito: drones rusos ingresaron al espacio aéreo polaco y fueron derribados por aviones de la OTAN, marcando la primera acción de este tipo en territorio aliado desde el inicio de la guerra. Otro aparato cruzó a Rumania, aunque no fue interceptado. Estos episodios confirman la creciente fragilidad de las fronteras orientales de la Alianza Atlántica y refuerzan los debates sobre la necesidad de ampliar la defensa aérea regional.
En respuesta, varios países europeos reforzaron sus sistemas antidrones y misiles, mientras Kyiv intensificó sus propios ataques de largo alcance contra infraestructuras energéticas en territorio ruso, buscando forzar a Moscú a destinar recursos adicionales a su defensa interna.
La posición de Zelenski y la narrativa rusa
El presidente Volodímir Zelenski calificó la ofensiva aérea de Moscú como “vil y cobarde” y sostuvo que demuestra la falta de interés del Kremlin en cualquier proceso de negociación. En sus mensajes recientes, reiteró que la única respuesta viable es incrementar la presión internacional sobre Rusia y ampliar las capacidades ofensivas ucranianas.

Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso informó haber derribado 2.788 drones ucranianos de largo alcance en septiembre, con un promedio de 93 por día. Aunque estas cifras no pueden ser verificadas de forma independiente, ilustran la magnitud de una guerra aérea de desgaste en la que ambas partes recurren cada vez más a sistemas no tripulados para compensar las limitaciones de su aviación tripulada.
Te puede interesar: La Unión Europea debate un muro de drones para frenar incursiones rusas en su espacio aéreo












