China llevó a cabo el primer simulacro nuclear triple en condiciones de laboratorio, según revelaron investigadores del Ejército Popular de Liberación (EPL). El experimento, marca un hito en la capacidad del gigante asiático para simular la detonación coordinada de múltiples cargas nucleares. Este avance tecnológico permite analizar cómo un ataque sincronizado de tres ojivas podría multiplicar el efecto destructivo sobre objetivos subterráneos, reforzando el interés estratégico de Pekín en el desarrollo de armas de nueva generación.
Un avance científico con implicaciones militares globales
El estudio, liderado por Xu Xiaohui de la Universidad de Ingeniería del Ejército Popular de Liberación, presentó la primera plataforma capaz de reproducir en laboratorio los efectos de múltiples explosiones nucleares subterráneas coordinadas. Utilizando cámaras de vacío y sistemas de detonación sincronizada con una precisión de 0,8 milisegundos, los ingenieros lograron simular el impacto de tres cargas sobre un mismo punto. Los resultados mostraron que el cráter generado se duplicó en radio y profundidad respecto a pruebas de un solo proyectil, ampliando la zona de destrucción a más de 80.000 metros cuadrados, un área equivalente a tres quintas partes del Pentágono.

Más allá del aspecto técnico, el avance refleja el interés del EPL en explorar escenarios de guerra nuclear limitada con armas de bajo rendimiento. Estas simulaciones ofrecen a China un marco experimental para diseñar estrategias capaces de neutralizar instalaciones fortificadas, como búnkeres o centros de mando subterráneos. En un contexto global donde EE.UU. y Rusia ya ensayan armas nucleares tácticas con vehículos de reentrada múltiples, la apuesta china consolida una tendencia hacia la sofisticación de sistemas que podrían rebajar el umbral político del uso nuclear.
China exhibe su triada nuclear mientras acelera la modernización armamentista
El reciente desfile por el 80º aniversario de la victoria contra Japón marcó un punto de inflexión en la postura nuclear de China. Por primera vez, Pekín reconoció abiertamente la magnitud de su modernización y exhibió un arsenal estimado en 600 armas, el doble de lo que tenía en 2020, con planes de superar las 1.000 para 2030. La demostración incluyó los misiles balísticos intercontinentales DF-61, DF-31BJ y DF-5C, junto con la presentación del misil balístico lanzado desde el aire JingLei-1 (JL-1) y el misil lanzado desde submarino JL-3, consolidando una triada nuclear completa capaz de alcanzar el territorio continental de EE.UU.

La combinación entre avances tecnológicos experimentales, como el simulacro nuclear triple en laboratorio, y la puesta en escena de capacidades operativas en desfiles militares refuerza el mensaje de Pekín. Su arsenal ya no es una fuerza mínima e intrascendente, sino un componente central para desafiar la superioridad estratégica de Washington. La presencia de Vladimir Putin y Kim Jong Un en el desfile subrayó la creciente articulación de un eje nuclear de potencias rivales, con implicaciones directas para la estabilidad global y el equilibrio de disuasión.
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