La entrega de cazas rusos MiG-29 a la Fuerza Aérea de Irán marca un nuevo capítulo en la cooperación militar entre Moscú y Teherán en un momento de creciente inestabilidad en Medio Oriente. Según confirmó el legislador iraní Abolfazl Zohrevand, los aviones llegaron recientemente a la base aérea de Shiraz como parte de una estrategia de modernización de la envejecida flota iraní. El parlamentario describió a estas aeronaves como una “solución a corto plazo”, a la espera de los más avanzados Sukhoi Su-35 que Rusia también se habría comprometido a suministrar.

En este sentido, el contexto regional refuerza la importancia de este movimiento. La reciente guerra de doce días entre Israel e Irán puso en evidencia las debilidades estructurales de la fuerza aérea iraní, aún dependiente de aviones estadounidenses adquiridos antes de la revolución de 1979 y de un reducido número de plataformas rusas y nacionales modernizadas. Durante los enfrentamientos, los ataques israelíes destruyeron activos militares clave y dañaron la red de defensa aérea, lo que obligó a Teherán a acelerar los esfuerzos para cubrir vacíos críticos.
Los MiG-29 representan un refuerzo inmediato que envía un mensaje político y militar a sus adversarios regionales. Además de los cazas, Irán estaría incorporando sistemas de defensa aérea como el ruso S-400 y el chino HQ-9, lo que sugiere una diversificación estratégica de proveedores.
¿La alianza Irán-Rusia podría desafiar el orden geopolítico en Medio Oriente?
Este fortalecimiento militar no solo tiene implicancias operativas, sino también diplomáticas. Para Teherán, la adquisición de nuevas capacidades se interpreta como una herramienta de presión en las negociaciones internacionales. En referencia al acuerdo alcanzado en El Cairo con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Zohrevand señaló que los avances en materia de defensa deben considerarse como una “carta de victoria” frente a eventuales intentos europeos de reinstaurar sanciones de la ONU.

A futuro, el envío de aeronaves más sofisticadas como los Su-35 podría modificar el equilibrio de poder en Medio Oriente, complicando la planificación de Israel y desafiando la proyección estadounidense en la región. Analistas internacionales señalan que este acercamiento militar entre Irán y Rusia consolida una alianza que va más allá del plano bélico, al insertarse en un tablero geopolítico donde Moscú busca expandir su influencia y Teherán intenta reducir su aislamiento internacional.
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