El Reino Unido continúa avanzando en la renovación de su flota de submarinos, una de las piezas que integran su sistema de disuasión nuclear. Los hitos más recientes para la Real Armada británica fueron la comisión del submarino de ataque nuclear HMS Agamemnon y el corte de las primeras planchas de acero, las cuales serán parte del submarino HMS King George VI.

La comisión y construcción de nuevos submarinos de ataque de propulsión nuclear son pasos vitales para el Reino Unido a la hora de mantener su capacidad de disuasión estratégica, particularmente por las características que ofrecen estos buques que operan con el reconocido “Servicio Silencioso” de la Real Armada británica.
Los actuales submarinos de la clase Astute, con el HMS Agamemnon como sexto y penúltimo ejemplar, constituyen el núcleo del Servicio Submarino de la Real Armada. Gracias a su propulsión nuclear, estos buques pueden realizar prolongados despliegues, contando además con un considerable poder ofensivo como son los misiles crucero Tomahawk Block IV y los torpedos Spearfish.
“…Una vez operativo, la misión del submarino HMS Agamemnon será a la vez espada y escudo de la flota, protegiendo la disuasión nuclear, los grupos de ataque de portaaviones y la infraestructura submarina crítica, y atacando a los enemigos cuando sea necesario con torpedos Spearfish contra buques de superficie y submarinos hostiles, o misiles de crucero Tomahawk para alcanzar objetivos terrestres hasta 1.600 kilómetros de distancia…”, detalló la Real Armada británica en su comunicado.

Vale recordar que los submarinos de la clase Astute son complementados actualmente por cuatro unidades de la clase Vanguard, buques que constituyen las únicas plataformas con las cuales el Reino Unido puede desplegar vectores nucleares, como es el caso de los misiles balísticos Trident 2 D5. Se espera que esta situación cambie en el mediano plazo, llegado el caso que se tome la decisión de adquirir una tanda de cazas de quinta generación F-35A Lightning II, aeronaves que se espera cuenten con la capacidad de lanzar las bombas nucleares B61 de origen norteamericano.
Submarinos Dreadnought, el futuro de la disuasión nuclear naval del Reino Unido
El otro hito reciente fue el inicio de la construcción del HMS King George VI, cuarta unidad perteneciente a la clase Dreadnought. Estos buques irán reemplazando paulatinamente a los submarinos de la clase Vanguard, permitiendo a la Real Armada británica mantener las capacidades expedicionarias para desplegar sus misiles balísticos Trident 2 D5.
La comisión del HMS Agamemnon, así como el inicio de la construcción del HMS King George VI son logros que “…subrayan el papel crucial del Sistema de Disuasión Continua en el Mar para garantizar nuestra seguridad y la importancia de contar con capacidades de combate de vanguardia en un panorama de amenazas en constante evolución…”, expresó el Primer Lord del Mar, General Sir Gwyn Jenkins.

Una vez en servicio, los submarinos de la clase Dreadnought, como el futuro HMS King George VI, continuarán con la Operación Relentless, la cual es parte de la Misión de Disuasión Continua en el Mar (CASD, por sus siglas en inglés) del Reino Unido, iniciativa por la cual el gobierno británico ha mantenido en patrulla desde 1969 a un submarino de misiles balísticos.
Sin embargo, estas buenas noticias para la Real Armada británica colisionan con un contexto de crisis de la fuerza, ya que la misma viene arrastrando desde hace años serios problemas para garantizar la disponibilidad de su flota de submarinos. En el 2024, diversos reportes señalaron que las unidades más modernas del Servicio Submarino casi no habían tenido actividad como resultado de los diversos problemas: desde infraestructura insuficiente, a problemas técnicos y falta de recursos.
La imposibilidad de disponer de una capacidad tan determinante como son los submarinos fue evaluada como una falla crítica, particularmente en el contexto mundial actual. Esto se debe a la creciente amenaza rusa, país cuya actividad submarina está en su nivel más alto desde la Guerra Fría, así como a los intereses británicos en regiones como Medio Oriente e Indo-Pacífico. La situación del Servicio de Submarinos de la Real Armada británica “…deja las aguas británicas espectacularmente expuestas…La Armada está cosechando las consecuencias de no haber tomado decisiones antes…”, expresó oportunamente un ex capitán de submarinos.
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